Mientras que lo dieron por muerto, no alanceaban a Vox más que a mofas. Pero el macro evento Viva24 ha demostrado la vitalidad de la formación de Abascal y las coñas se han vuelto lanzas. Yo observé que los datos electorales no daban para tantas alegrías funerarias: en Galicia, sin salir, subieron; en el País Vasco, saliendo, subieron y en Cataluña a más a más en ambas casillas. Ahora se han dado cuenta.

Hay una legítima rivalidad entre Vox y el PP. No vale, en cambio, hacer trampas al solitario y juegos de manos a los incautos. Trampas y juegos se han multiplicado desde Viva24 y hay que cogerlas con pinzas. Observen cómo arrecian las llamadas al voto útil otra vez, como un día de la marmota. Pero matemáticamente se ha demostrado que hay provincias en las que la división del voto perjudica a la suma de la oposición, otras en las que beneficia y otras en las que es absolutamente aséptica. Si nos ponemos a engañar con medias verdades –literalmente, porque la otra mitad es la verdad contraria en otras circunscripciones–, no arrancamos en las mejores condiciones morales para enfrentarnos a un Gobierno que ha hecho de la mentira su razón de ser.

Seguiría siendo hacer trampas al solitario aunque sí fuese mejor de verdad que sólo se presentase un partido. ¿Por qué? Pues porque en España hay espacio político e ideológico en la derecha para, como mínimo, dos partidos (implicando ello, además, bastantes sacrificios en ambas formaciones de muchos criterios particulares). Lo que se propone a la derecha es que vote al centro renunciando a sus principios, posiciones y particularidades. Una supuesta ventaja táctica exigiría la negación de la más elemental representatividad democrática. No compensa.

Como esto es muy viejo, se envuelve en una trampa aún mayor que están repitiendo con una frecuencia obsesiva de mantra goebbelsiano. El PSOE y Vox forman una pinza contra el PP. Ahí ya hay mala intención. El PP y el PSOE votan juntos en Europa en la mayoría casi unánime de las ocasiones. Y Vox en todas partes donde ha podido ha favorecido, quizá incluso contra sus intereses, los gobiernos del PP. A Moreno Bonilla se le regaló, algo ingenuamente, el gobierno andaluz sin contraprestación alguna, y la consiguiente mayoría absoluta. La prioridad era expulsar al PSOE incluso procurándose un harakiri. Se puede criticar su bisoñez, pero decir que Vox hace pinza con el PSOE contra el PP es cinismo.