El Palillero

José Joaquín / León

Pamplina de la plaza Mina

31 de enero 2016 - 01:00

LA imaginación gaditana es fecunda, aunque no parece que esté en el poder. A propósito del intento frustrado de encajar la Casa Pinillos para el Museo del Carnaval, se ha desatado la inquietud en el mundo de la cultura gaditana, que aún subsiste, aunque en riesgo de exclusión social. Y se ha calificado el intento como "una pamplina de la plaza Mina". Otro cualificado gaditano me ha dicho: "Se les podía haber ocurrido poner allí el Museo de Falla". No se entiende que aquí algunas autoridades consideren más importante "lo del Falla" que al propio Falla.

En Cádiz se denomina pamplina de la plaza Mina (así, en fino) lo que también se conoce como carajotada (dicho más vulgar). Disquisición que sugiero para la próxima edición de El habla de Cádiz, del profesor Pedro Payán. Pero los árboles de la plaza de Mina no nos deberían ocultar que es un lugar de privilegio para el turismo cultural.

Supongamos que un fantasma bueno, como el de la Casa Pinillos, se nos aparece, y tiene el poder de trasladarnos por el túnel del tiempo. Dentro de 50 años, o así, nos podemos imaginar un Cádiz idealizado, que es puerto básico de cruceros, más altos que el segundo puente, los cuales se construyen y reparan en los muy prósperos astilleros de la Bahía. Para mitigar el aburrimiento, los 75.000 cruceristas que se alojan todos los días en los 450 hoteles de la ciudad (unos con encanto y otros encantados, incluso con fantasmas, como el del Tiempo Libre) pasean por Cádiz, y resulta que a estas personas les ha dado por visitar museos.

En la plaza de Mina se ha establecido el no va más de la museística gaditana. El renombrado Museo de Cádiz-Cádiz (que abre los siete días de la semana, en horarios de mañana y tarde) ha adquirido obras de Velázquez, El Greco y El Bosco para ampliar la colección. En la Casa Pinillos se exhibe la exposición temporal Las edades de Cádiz, con una antología del arte gaditano desde los fenicios al siglo XXI. Pagada por la Junta, por supuesto. En esta misma plaza se puede visitar el Museo de Manuel de Falla, ubicado en su casa natal, donde acuden en peregrinación incluso sus devotos granadinos. Y han vuelto a reconstruir el templete de la música, donde afamadas orquestas y bandas interpretan conciertos diarios. Gratis, por supuesto; y pagados por el Ayuntamiento, por supuesto, que después le pasa las facturas a Bruselas, por supuesto.

De vuelta a la realidad, supe que entre el futuro y el pasado lo peor es el presente. Y he escrito esta pamplina de la plaza Mina, que no se debe confundir con una carajotada.

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