Envío

Rafael / Sánchez Saus

Marion

20 de octubre 2016 - 01:00

UNA forma oxigenante de huir del abrasador panorama político español y su insufrible cuestión única, que no admite otra variante que la engañabobos de elecciones sí o elecciones no, es darse una vuelta por ahí, donde hay de todo y pasan cosas. Por eso, estos Envíos hacen como que cogen la maleta y se van una semana a la América del terrorífico dúo Hillary/Trump, otra a Colombia y su falso proceso de falsa paz, y un poco antes a la Alemania que empieza a ser post Merkel, aunque todavía no lo sepa. Hoy nos quedaremos en la vecina Francia, pues todo nos vale con tal de no contribuir al rollo monotemático del que ni el Nobel para Bob Dylan ha sido capaz de librarnos un par de días.

El domingo pasado, con tiempo excelente y masiva afluencia de un público que da gusto verlo en las fotos y vídeos que por ahí circulan, se celebró en París una nueva convocatoria de Le Manif pour Tous, el movimiento ciudadano de amplísimo espectro que tiene como fin primordial la defensa de la familia sin adjetivos frente al pertinaz acoso que, en Francia como en todo Occidente, se viene propiciando desde los Estados con el entusiasta apoyo de los medios. En un ambiente festivo -¿por qué hay causas cuya defensa sólo puede hacerse desde la alegría, aunque los tiempos sean pésimos, y otras que hacen aflorar la rabia aunque todo reme a su favor?- hubo, dicen las crónicas, interesantes y variados discursos, pero entre ellos quiero yo destacar el de apenas cinco minutos realizado por Marion Marechal-Le Pen, sobrina de Marine Le Pen y nieta del viejo Jean Marie, hoy diputada en la Asamblea Nacional, la más joven con sus apenas 26 años. Marion es hija de madre soltera y hasta los quince años no conoció a su verdadero padre, ya que su madre se casó con otro cuando ella era todavía muy pequeña. Oír de una joven política, cabal representante de la generación que ha sufrido como ninguna el desvanecimiento del sentido de la familia, con su experiencia personal compleja -es ya madre de una niña que nació antes de su matrimonio con el padre- la encendida defensa de los valores familiares occidentales y cristianos que ella hizo es algo que invita a la esperanza en una Europa arrasada. ¿O acaso lo invalida que Marion lleve el apellido Le Pen? Un buen amigo escribió en Twitter: "Marion sí estuvo con la familia. La defección del centro-derecha, ¿nos empujará a los extremos?".

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