Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Juego de pícaros

PUSE ayer la televisión y salió Arenas diciendo que el PSOE sólo miente, insulta y prohíbe. Triste papel de secundario agresivo el de este hombre lanzado hacia la Presidencia de la Junta, que debería desde hace tiempo interpretar el rol de líder que entusiasma con sus propuestas. Pero muy poco sabemos de sus planes. Él sigue con el juego duro contra el socialismo en el poder. Después salió Blanco y nos contó que si el PP hubiera tenido una propuesta por cada insulto que dedica a Zapatero y hubiera tenido una idea por cada mentira que dice, tendría un gran programa electoral. Más juego sucio. Precampaña de miserias a dos meses y medio de unas municipales que presagian el hundimiento de la nave socialista.

La estrategia de comunicación parece diseñada por la misma agencia. Los representantes de la inmensa mayoría del pueblo español nos dicen que el otro miente e insulta. ¿Por qué no escandaliza que la basura sea el combustible principal de los mensajes de fin de semana? Quizá porque el pueblo español en materia de moralidad pública no es muy exigente. La Confederación Española de Cajas de Ahorros acaba de establecer que un 17% de la economía española escapa al control de Hacienda, lo que supone una merma en la recaudación fiscal de más de 30.000 millones de euros al año. Este porcentaje de economía sumergida se parece al 20% denunciado por el sindicato de técnicos de Hacienda. O sea, que uno de cada cinco o seis euros no tributa. Y ahí estamos todos concernidos.

Esto significa que hay gente que escritura su casa por menos de lo que realmente le cuesta. Que paga a su fontanero o a su dentista sin factura. Que hay empresarios que llevan una contabilidad paralela. Que hay propietarios que hacen obras estructurales en su vivienda y piden una simple licencia de obra menor; y luego liquidan al contratista sin IVA. Que hay consumidores que prefieren bajarse una película o un disco gratis total desde internet. Que hay declaraciones de la renta con más mentiras que las de populares y socialistas juntos. Y esto no es culpa de la clase política, que tanto nos preocupa en las encuestas. Esto es la médula espinal del pueblo soberano. Y si nos falta sentido de la responsabilidad en origen, ¿por qué se lo habríamos de exigir a los políticos?

Una amiga danesa me sorprendió un día con un tesoro que tenía en su archivo: las declaraciones fiscales de su abuelo. Mientras aquí presumimos de lo listos que somos de engañar al fisco, en Dinamarca guardan las contribuciones antiguas como si fuesen títulos de propiedad de su país. Y allí el que menos paga de IRPF supera la barrera del 40%. Ese es el secreto del vergonzoso espectáculo de todos los fines de semana, con el "y tú, más". Los políticos saben que, en el fondo, no nos escandaliza. Se ponen a nuestra altura, los muy pícaros.

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