Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
PERIODISTA. Esta es la definición que mejor sirve para definir al querido Antonio. Escribo desde la absoluta parcialidad; la que me produce el aprecio, el cariño y el lujo de haber conocido, tratado y disfrutado a quien he considerado un amigo. Uno de esos gaditanos de adopción que han defendido, querido y sentido Cádiz, con mucha más pasión que muchos de aquí. Periodista hasta el último instante, hasta el pasado jueves cuando le visité en Residencia y hablaba de noticias que luego quería llamar al Diario (a Emilio o Pablo) para contarlas.
Periodistas de los de antes, de tardíos cierres de edición, de madrugadas y amaneceres de farándula, de pasear la ciudad para conocer que pasa en ella, como demostraban hasta el final sus añorados artículos de los sábados. Su trayectoria en el ámbito de la información local marca parte de la historia en la prensa de Cádiz en los últimos cuarenta años; política, Cádiz CF, Carnaval y Semana Santa fueron asuntos que no se le escapaban y agitara. Importante fue su apoyo para que una, por entonces, desconocida Teófila Martínez se alzara vencedora de las municipales del 95. Lástima que luego este apoyo algunos lo olvidaran. Parte vital en los últimos años ha sido la buena de Nieves, un auténtico ángel, siempre junto a él, al que insufló enormes ganas de vivir. Escribió el querido Antonio un por muchas razones excelente artículo titulado "Jirones de Cádiz" hoy tengo el deber de añadir su nombre a esa relación de gaditanos que en el aparecían, adoptivos o de nacimiento, que lucharon por un Cádiz mejor, en estos tiempos de tanta abulia y dejadez local.
Descansa en Paz amigo.
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