La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez aguanta más que el teletexto
APROVECHO la oportunidad del homenaje que -en el IES Columela hoy a las seis y media de la tarde- un grupo de amigos y de compañeros tributará a Serafín Gutiérrez Castro, que falleció el mes de marzo del año pasado. En mi opinión, el comportamiento y el perfil humano de este profesor de Matemáticas del Instituto Santa María del Rosario, concejal del Ayuntamiento y dinamizador cultural de la ciudad a través del Centro de Estudios 'Universitas' y del certamen cinematográfico 'Alcances', constituyen unos estimulantes modelos de compromiso con los problemas que todavía nos siguen preocupando.
La dilatada e intensa trayectoria humana, docente y política de este paisano nuestro, presidida por la lucidez y orientada por la agudeza, marcó unos altos niveles de autoexigencia, de rigor y de honestidad. Con su manera clara de expresar su pensamiento y con su permanente preocupación por acercarse y servir a los alumnos, Serafín ponía de manifiesto su convicción de que la labor intelectual fluye entre la ternura y la amistad, y con su forma coherente de plantear y de resolver los problemas ciudadanos ponían de manifiesto su profunda convicción de que todas sus actividades debían estar asentadas y orientadas por unos principios éticos. Ésta es la clave de su permanente trabajo profesional y ciudadano en busca de un progreso realmente humanizador.
Estoy convencido de que la inauguración de la biblioteca científica donada por la familia será un permanente testimonio para que nuestra ciudad no olvide los mensajes saludables que Serafín nos lanzó con sus conductas coherentes y con sus compromisos profesionales.
En las actuales circunstancias poseen especial validez sus ideas sobre la necesidad de proclamar que la ÉTICA con mayúsculas -como él decía- ha de constituir los cimientos de una vida individual plena de significación humana y la estructura de una sociedad más justa, más solidaria y más democrática. En muchas ocasiones tuve la suerte de dialogar con él sobre la fundamental importancia de los contenidos y de las metodologías de las Ciencias Humanas para que los alumnos cimentaran un pensamiento serio, riguroso, crítico y autocrítico. Serafín siempre se mostró de acuerdo en que la formación integral es la única senda para que los ciudadanos colaboremos en la solución de los problemas más acuciantes de la sociedad que nos sustenta. No olvidemos, por favor -repetía- que el progreso económico no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para conseguir unas metas más humanas mediante el desarrollo de la imaginación, de la conciencia ética, del pensamiento crítico y de compromiso solidario.
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