Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
SIEMPRE nos quedará Hermès. La alegría de la izquierda de hoy es que 16 fortunas francesas y el magnate Warren Buffet se han arrodillado ante sus gobiernos para que dejen de mimarlos. Desean pagar más impuestos. Ni Liliane Bettencourt, dueña de L'Oréal, ni los de Hermès llegan a ser como esos príncipes rusos atormentados que repartían sus tierras entre las almas famélicas, pero los alzados han dado dos argumentos titánicos: que ellos tributan menos que sus empleados gracias a tanta desgravación y que, en tiempos de crisis, quieren ayudar al modelo europeo del que tanto se han beneficiado. Días después, Sarkozy elevó un 3% la tributación de la porción de renta mayor a los 500.000 euros. Cuando Zapatero comenzó a gobernar, nos reveló aquello de que bajar impuestos era de izquierdas. La osadía es la madre de la ocurrencia y Zapatero es su príncipe. No en una, sino en dos entrevistas, llegó a augurar que, en un plazo de cuatro años, la economía española superaría a la alemana y a la francesa; bajó el IRPF, regaló 400 euros de desgravación a todos y eliminó el impuesto sobre el patrimonio, pero después subió el IVA insolidario. Y mientras los ingresos de las empresas caían por la crisis, no se atrevió a una reforma de la fiscalidad real y justa. Y, claro, cuando anunció el cambio de la Constitución para limitar el déficit y la deuda, hasta su partido y su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, se hubieron de rebelar (soterradamente) ante la ocurrencia de provocar tal seísmo por miedo o para lucir una intervención en el Congreso. Esto se hace de otro modo, aunque el BCE se haya gastado esta semana 14.291 millones de euros en bonos españoles e italianos. Según el Consejo de Estado (informe de enero de 2006), los cambios constitucionales "deben ser suficientemente madurados y consecuencia del diálogo sostenido entre las fuerzas políticas y de éstas con la sociedad". El informe, por cierto, lo encargó Zapatero, y lo guardó en un cajón. El PSOE respirará tranquilo el día que eche el telón, porque esta semana ha estado a punto de desvelarnos que lo verdaderamente de izquierdas es renunciar a los estímulos fiscales y liquidar a Rubalcaba.
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