Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
CULTURA (con mayúscula) es un término en permanente debate. La Real Academia de la Lengua creo que anda enredada en una nueva definición, y en eso han echado su cuarto a espadas muchos sabios titulares sumamente respetables, como son Castilla del Pino, Luis Goytisolo, Emilio Lledó y hasta Arturo Pérez Reverte, ese prolífico opinador. La cosa viene de antiguo, porque si usted, amable lector, quiere profundizar en el asunto, puede recurrir a Max Weber, a Gramsci, al señor Harris (don Marvin) y a muchas otras autoridades en la materia.
Pero este retornado, en su modestia, no quiere ir tan lejos y tampoco se siente capaz de hacerlo. Por eso será mejor limitarse a la cultura con minúscula, al día a día de la cultura, y en Chiclana, que es de lo que escribo en este periódico. Quiero decir, actividad cultural, activistas de la cultura y "culturetas" en general.
El abanico me parece que es bastante extenso; desde una cultura más institucional, otra medio institucional y una tercera, nada o casi nada institucional. El panorama es amplio y bastante disperso, disperso incluso en lo que podríamos llamar "política cultural", la acción que en este campo realizan entes municipales, provinciales o regionales.
Creo que a mi me interesan más las manifestaciones y actuaciones ajenas a la oficialidad y poco ligadas a la subvención, porque una de las cosas que más ha contaminado la cultura ha sido el asociar permanentemente lo uno con lo otro. Parece que, si no hay un dinero público por medio, es imposible desarrollar actividad cultural alguna, y hay auténticos coros de plañideras demandando la pública munificencia. Si, por añadidura, lo que se entiende por cultura en muchas instituciones públicas es una cosa más bien errática y sensiblemente llamativa, el asunto se complica todavía más. A los próceres de cualquier ámbito y rango siempre les ha llamado la atención hacerse fotos bonitas y, si ello es posible, acompañados de vistosas coreografías. Centenarios, grandes exposiciones de lo que sea, espectáculos grandiosos y normalmente caros… No se les puede censurar demasiado, porque se ve que eso lo da el terreno y tampoco podemos pedir peras al olmo; somos gente tolerante. ¿O no?
Pues, a lo que íbamos. En este retorno he dado con entes culturales libre muy interesantes y normalmente poco reconocidos. Esos entes no tienen una proyección meramente "chiclanera". Es decir: su ámbito de intereses no se restringe a lo local, con todo el respeto debido al localismo, que también es interesante y más que respetable. Siempre he pensado que un pueblo o ciudad sin expertos y eruditos locales estaría falto de parte de su esencia. Ahí está, por ejemplo, el excelente libro que acaban de publicar Pepe Mier y Pedro Leal. Indispensable.
Pues, para muestra, un botón: Miguel Ángel Bolaños y lo que yo llamo "constelación Bolaños", tal vez exagerando un poco, pero a mi me hace gracia. Gracias a Miguel Ángel establecí contacto con "Taetro" y su maravillosa gente, que lleva muchos años sacando a flote su teatro mínimo con un esfuerzo y contumacia dignos de todo elogio. Si han recibido algún reconocimiento o algún apoyo de infraestructura o económico, ha sido insignificante en comparación con las horas y esfuerzos empleados en la tarea. Tengo que añadir que su ayuda le ha servido a nuestra pequeña compañía "La Pata Física", de la que otro día hablaremos, de grandísimo apoyo para echar a andar; ha sido una especie de maravillosa simbiosis que agradeceremos siempre. Fruto de ella ha sido el hallazgo de Ana Belén Ruiz Arroyo, una actriz excelente.
También me encontré, vía Bolaños, con Gari León y el programa radiofónico "Mucha Mierda", y ahí estaba Javi Teba, dramaturgo insigne y erudito de la escena, sin olvidar a la bella "meritoria" Susana, ni a Diego Suárez. Otro pequeño lujo, temporalmente en suspenso por mudanza. En tan buena compañía, ideamos un proyecto editorial en embrión (por razones más bien económicas): "El Atún Amarillo", esbozo de editorial que puede cuajar, si el tiempo no lo impide y sin permiso de ninguna autoridad competente ni incompetente, como en los toros.
Y, siempre relacionado con Miguel Ángel, pero también con Mili Lora, di con el Taller "La Bodega" y "La Gata Editorial", que van a su aire y haciendo cosas enormemente interesantes. Carlos Laínez, que así suele firmar su obra, es un extraordinario artista plástico y encima ha resultado, para su propia sorpresa, un estupendo actor teatral. Su última exposición en torno a la fantástica figura del doctor Alejo Sloan era todo un despliegue de libertad, imaginación y sentido del humor. Lo de actor se demostrará en breve. En "La Bodega" solemos ensayar y hacer tertulia (lo mejor es lo de la tertulia) y por allí anda Carmen Guerrero, artista y ex -alumna. Pues ya digo: cultura con minúsculas, cultura no oficial, pero un territorio en el que se disfruta muchísimo. De ánimo de lucro no digo nada, porque me iba a servir para lo mismo.
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