Calle Ancha

José Ramón Del Río

Compañía

06 de febrero 2016 - 01:00

ES el nombre de una calle de Cádiz que discurre entre dos de sus plazas. Empezando por el Norte y siguiendo con el Sur, ahora que gracias al nuevo puente, los gaditanos sabemos que el norte está en la Caleta y el sur en la playa Victoria, va desde la Plaza de las Flores, hasta la Plaza de la Catedral. Es sin duda una de las calles más transitadas, porque la c/ Ancha, que era el paseo por excelencia de Cádiz, en tiempos de las Cortes, luego solo servía de paseo en tiempos de Semana Santa. La despejaban, desde Viena, los guardias municipales, los primeros a pie y después, antes de la Cruz de Guía, los de a caballo, que interpretaban con sus trompetas el Sitio de Zaragoza.

La calle Compañía existía ya en 1652 y tuvo varios nombres, como Rufo, Tamara, Prím y también calle del Colegio de la Compañía de Jesús, porque antes era el pueblo el que ponía y quitaba los nombres.

En las guías de Rosetty, de los años 1868 y 1891, se contaban en la calle 20 casas y se consideraba calle de la buena suerte, porque en ella no figuraba el número 13. Es muy representativa de las aficiones de la gente de Cádiz. Allí estuvo el teatro de la Tía Norica y su nieto Batillo y Gómez, que se hacía llamar "el millonario", porque lo era de amigos y vendía o alquilaba disfraces de carnaval. En cuanto a la Semana Santa, como la calle, antes de llegar a la de Santiago se estrecha, los capataces la bautizaron como "el túnel", porque en ella los grandes pasos de misterio y todos los de palio, necesitan llevarse a pulso, sin poder mecerlos. Ahora también está de actualidad, porque la Junta de Cofradías, para evitar colapsos y parones, quiere que las cofradías que vienen del norte de Cádiz no accedan por ella a la Catedral, sino dando un rodeo, por las calles Cobos o Pelota.

Tiene establecimientos emblemáticos: después de Los Gallegos en la Plaza de Las Flores, la Casa Serafín, el Bar Brún y otros muchos, a los que perjudica la venta ambulante. Allí estuvo la sastrería de Eutimio, que ya ha pasado a la historia de Cádiz porque consiguió vestir a nuestro alcalde Kichi, de traje de chaqueta, que no gastaba desde que hizo la primera comunión. Se supone que debe su nombre a la Compañía de Jesús. Pero me asegura mi amigo Jordi -y debe saberlo porque está casado con Carmen, la estanquera de la calle- que esta no es la razón, sino que la Compañía de Armas, cuyo cuartel estaba en el Castillo de Santa Catalina, desfilaba por la calle, camino de las murallas para el cambio de guardia, y el vulgo que, como decía antes, llama a las calles por lo que ve, decía: ¡Ahí viene la compañía!

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