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LA dirección del Partido Popular ha aprobado por aclamación un nuevo código ético para sus militantes y dirigentes, más estricto que el que estaba vigente, acordado en 1993, bajo la presidencia de José María Aznar. El código viene a ser la respuesta, auspiciada por Rajoy, al desgaste producido en el partido por el caso Correa y contiene medidas directamente encaminadas a impedir algunas de las prácticas irregulares que hicieron posible dicho escándalo. Desde ahora los dirigentes y miembros del PP deberán abstenerse de recibir regalos o atenciones "que no respondan a los usos sociales" y tendrán también que contratar con publicidad, transparencia y diversidad de ofertas a las empresas proveedoras u organizadoras de actos, campañas de publicidad y campañas electorales de la organización, entre otras medidas de control. Un auditor interno, el ex ministro Romay Beccaría, vigilará el cumplimiento de estas normas internas. Naturalmente, estamos a favor de que cada partido imponga a sus militantes pautas de conducta regidas por la ética y la honestidad, de modo que cualquier tipo de corrupción pueda ser cortada de raíz. Hay que señalar que en los últimos años los distintos partidos han ido aprobando normas de comportamiento de sus cargos públicos y afiliados, que se han sumado a las leyes generales que sancionan con mayor rigor los delitos relacionados con la corrupción (cohecho, tráfico de influencias, prevaricación...) y establecen incompatibilidades estrictas para que el ejercicio de la política no sirva como tapadera, u ocasión, para negocios particulares. No es, pues, arsenal legal ni normativa orgánica lo que les falta a los partidos políticos para afrontar con rigor los comportamientos corruptos de sus miembros. Lo que se echa en falta es menos sectarismo en su aplicación. Como se observa en los numerosos episodios de transfuguismo, las cúpulas partidarias suelen mirar para otro lado cuando los casos de corrupción les hacen ganar un ayuntamiento o articular una mayoría parlamentaria. Mientras no cambie esta actitud por otra de firmeza y universalidad en la aplicación, todos los códigos resultarán insuficientes.
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