Antipáticos

Qué contento estoy de estar tan lejos, en Cádiz, con las playas, la sierra, la campiña y la historia milenaria

Vengo de muy lejos, o sea, de la desconexión. Cuando pongo un poco de las últimas noticias, todo está lleno del procés de catalanes, y de esas cosas de catalanes que ellos entienden bien y nosotros también, nosotros sobre todo. Por lo que se llevan, por lo que nos maltratan y porque, la verdad, nos quedamos calladitos. Depender del independentismo para fraguar gobiernos, no es Pedro Sánchez el primero que lo ha hecho, lo hizo Aznar, pero bueno, no se trata de un pecado original que hay que llevar puesto todo el tiempo, debería haber sido un asunto para haberle echado una buena pensada, tanto en las fundaciones del PP como en las del PSOE. Comprendo que todo es muy complicado porque uno de los objetivos es desmontar la Constitución de 1978 y ahí han puesto líneas rojas porque se temen que si se empieza no se acaba y eso es volver a empezar, una vez más, la macabra danza constitucional de los españoles.

Qué contento estoy de estar tan lejos, en Cádiz, con las playas, la sierra, la campiña y la historia milenaria. Porque en un momento dado, se puede permitir uno el desahogo de que les den. Sí, eso mismo, que les den. Es que, además, son tan antipáticos, tan estirados, tan autosatisfechos en su ignorancia… Y como van con el piloto automático encendido, no miran nada y está al rojo vivo la máquina de mentir, de tergiversar, de crear un estereotipo cruel sobre nosotros, los otros españoles, el obstáculo para que puedan segregarse de siglos de vida en común, del mestizaje profundo que es España. La Constitución dice que la soberanía reside en el pueblo español pero eso no sirve, evidentemente, un motivo más que sobrado para abominar de ella. Y así mil razones más. Digo que yo sabía que llevarían la negociación al límite de la campana pero que al final habría un acuerdo. Si pudiéramos conocer dónde estaban los obstáculos insalvables, qué era para mí y qué era para ti, que no dabas tú y en dónde no cedía yo, a muchos se les caería la venda de los ojos, especialmente a los catalanes. Pero por dinero baila el perro, es sabido. Y había mucho que perder, sobre todo que ese tipo bajito, estirado y antipático se sentara con todos los derechos en el sillón de la presidencia de la Generalidad. ¿El terminal de la negociación paralela con Pedro Sánchez era Iceta? Porque Pedro Sánchez ha tenido mucho que ver con el acuerdo, el tiempo nos lo dirá. Ganan tiempo todos, los españoles perdemos dignidad, autoestima y decoro. Y nos esperan años de antipatías, de gestos desabridos y altaneros, de desprecios.

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