AL hilo del control de alcoholemia realizado al diputado del PP, cuyo ejemplo vergonzoso y esperpéntico de conducir bajo los efectos de los caldos en su despedida de soltero raya la desfachatez y la incongruencia política y social, retomo el asunto carnavalesco para rogarle al señor Alegre tenga en cuenta diferentes cuestiones estéticas de la cabalgata de carnaval, la cual, además de una ausencia completa de organización, como también cabe decir es lo habitual desde que recuerdo ver pasar el cutrerío, tuvo la novedad de una extensión superlativa de carrozas y carromatos. Las horas que adultos y niños pasamos en la calle tuvieron sus consabidos minutos y segundos que hasta tiempo de sentarnos teníamos mientras pasaba una y la siguiente.

Dicen los munícipes que el carnaval portuense sufrirá cambios en beneficio de la fiesta, que el mejor día es el sábado, que la gañotá será el domingo después y no el anterior como es la tradición en nuestro puerto, que pitos y flautas, pero que la organización sigue reinando por su ausencia y que hay un tema que se está convirtiendo en una tediosa normalidad: la alcoholemia que propugna la cabalgata a su paso, el hedor etílico que desprende y la falta de vergüenza al consumo peatonal. Raro es ver algún carnavalero desfilar sin copa en la mano, ni grupo sin carrito o nevera cargada de bebidas para degustar a sus anchas durante el recorrido. ¿No debería estar completamente prohibido el consumo de alcohol dentro de la cabalgata? ¿Porqué desfilan los carritos de los supermercados (ahora camuflados, antaño no) repletos de licores, refrescos, hielo y hasta tapeo?

Lógicamente el consumo de alcohol es una práctica popular en la que todos participamos. Tomar cuatro copas es algo cotidiano a la hora de reunirse sin que en el calendario la fecha esté señalada en rojo, cualquier excusa es buena para ir de cañas con los amigos, pero una cosa es ver pasar a gente puesta y otra poniéndose. La imagen que ofrece la ciudad no es precisamente de alegría, diversión y color, sino de vulgaridad y ordinariez.

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