Verano de infierno y fuego

24 de septiembre 2025 - 06:00

Cuando ocurre una catástrofe, la primera víctima es la verdad. La verdad que siempre será parcial, como convenga a cada uno. Como los ciegos con el elefante. Yo no entro en políticas. Mi psicología no me lo permite. Es más amplia la ciénaga que el producto. Nunca, para mí, dignos de la piedad de Dante. Sí. El más insigne y sublime poeta de la creación, no sólo describe los misterios de la vegetación del Paraíso, sino que hace en el Infierno que las almas de los más violentos, aciagos y horribles condenados sean semillas de hierbas, matas, árboles, plantas…

Los que han ardido y arderán en este ciego verano que huele todavía a cenizas, muertes, tragedias y destrucción, llevan el apellido de dantescos. Pero huyo de los arteros políticos de todos los partidos, partitocráticos todos, que nunca dirán la más mínima verdad sobre ningún asunto.

Ahora, pues, "Espectáculo dantesco" en una residencia de mayores clausurada en Málaga: la cocina en estado de putrefacción y excrementos en paredes, o, "Agentes relatan el 'escenario dantesco' que encontraron al acudir a la escena del crimen del rito esotérico". Se estrella un avión, dantesco, Dantesco panorama por gran explosión en China. Todo es dantesco con ese catastrófico significado. ¿Sería político español, Dante? Pues desde ese punto de vista, lo parece. (Hoy, Israel es dantesco, los terroristas, no)

Las cosas son una fachada, una costra. Sólo dios es. Pero en los libros hay algo de divino…

¿Por qué, entonces, toda catástrofe es dantesca? Me da grima. Las generaciones de las generaciones han definido el horror, lo terrible, el estupor, lo horrible, lo doloroso y lo repugnante.

Arden los montes, arde España, las danas sumergen vidas y haciendas, el apagón, no lo olvidemos, nos atemorizó. ¿Dantesco? Pobre calificativo, apellido ya, tópico o ripio. Don Quijote, en la aventura de los batanes, confiesa conocer a ese Dante. Noche, estruendo, cadenas, negrura. Sancho adherido a Don Quijote, el miedo ascendido a terror dantesco:

—Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.

—Sí tengo —respondió Sancho—, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?

—En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar.

Arde el miedo. Lágrimas de perderlo todo. Y nadie recuerda con terror que en el infierno, "hace un frío, dantesco". Eso no lo ha reivindicado nadie. Casi ni el mismo Dante. A lo mejor, o peor, es el reinado del collar de fuego que quema España. Lo contrario al fuego eterno. Borges, especula con el teólogo Rothe, que argumenta misericordiosamente denegar el castigo infinito de los condenados porque sirve para eternizar el mal. Dios no puede querer esa eternidad para su universo. Dante describe las maravillas del paraíso y canta la bellísima procesión presidida por Beatriz… Pero aquí no. Aquí, Don Quijote sigue cabalgando. Los batanes retumban.

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