El trompeta

21 de diciembre 2025 - 07:01

En El Puerto hay personas que, sin buscar protagonismo, se convierten en referentes morales y humanos. Entre ellas destaca Manolo Pérez “El trompeta”, cuya vida sencilla y entrega diaria han construido un legado invisible pero profundo. Su trayectoria en favor de la accesibilidad y su implicación en el movimiento asociativo lo han convertido en un símbolo de valores compartidos, un espejo en el que mirarse para quienes creemos en una ciudad más justa y humana.

Hablar de Manolo Pérez es hablar de constancia: la perseverancia frente a las dificultades, la fidelidad diaria a una causa. Siempre presente en campañas, reuniones y actos culturales, su ejemplo inspira a generaciones más jóvenes. Pero si la constancia es su columna vertebral, la solidaridad es su corazón. Su capacidad de escuchar, acompañar y tender la mano lo convierten en vecino entrañable y ciudadano ejemplar. Practicada cotidianamente, su lealtad dignifica la vida comunitaria y convierte la ciudad, nuestra ciudad, en un espacio de encuentro y apoyo mutuo.

El compromiso de Manolo Pérez es real, no retórico. Los que lo conocemos personalmente lo podemos comprobar en primera persona. No se trata de palabras bonitas ni de discursos vacíos, sino de acciones concretas, de estar donde hace falta, de defender lo que es justo. Su lucha por la accesibilidad es prueba de ello. Para él, la accesibilidad no es una concesión, sino un derecho fundamental. Ha trabajado incansablemente para que los espacios públicos, culturales y sociales sean inclusivos, para que nadie quede fuera, para que la ciudad se abra a todos. Su cercanía con colectivos vulnerables, su apoyo constante, su empeño en derribar barreras físicas y mentales, lo convierten en un referente de inclusión y de justicia.

Todo ello hace de Manolo Pérez “El trompeta” patrimonio moral de El Puerto. Reconocer su figura es reconocer la importancia de quienes sostienen la vida comunitaria. Su legado es semilla para el futuro, invitación a seguir sus pasos. Los porteños necesitamos, hoy más que nunca, referentes como él para alejarnos lo más posible de aquellos que utilizan la doble moral como argumento político.

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