Reforestación

Enseñar a cuidar el planeta fue objetivo prioritario de los que enseñábamos. Cuando años atrás venían a ofrecernos el taller de siembra de árboles con nuestras clases siempre nos parecía bien. Eran horas mágicas donde, con voluntad por la parte docente y ganas por ver la ilusión de los chiquillos, pasábamos una mañana distinta y sorprendente.

Una cosa era decir “cuando sea mayor voy a ser ecologista” y otra convencerlos de que no era preciso esperar a ser mayor para querer “salvar al mundo”. Había que empezar por no ensuciar el entorno. Convencerlos de que el recreo, el parque, la playa o el pinar eran absolutamente de ellos y, como responsables del futuro, llenarlos de ilusión. Tratar de evitar que entraran en el mundo terrible de la apatía.

En una de esas jornadas comprobé que estaban secándose los árboles que meses antes habían sembrado otros alumnos así que no tardé en preguntar: ¿quién los riega?

El técnico sonrió: “El taller es para plantar, no para conservar… Nadie”.

Es nuestro enorme problema. La apariencia. Luego nos desinflamos. No nos duele lo común y las ganas de mantener verde la ciudad se nos esfuma. No solo es cuestión de jardineros y basureros. Abundan los ciudadanos a los que les da igual.

Los ayuntamientos proponen partidas para el sembrado. La realidad de algunos de nuestros jardines cuenta a los portuenses otra historia distinta. Que mientras en pueblos y ciudades colindantes limpieza y jardinería son un derecho protegido por los ciudadanos que se implican en mantenerlo, aquí vamos a paso lento.

Todos somos responsables. Dentro de pocos días tendremos nueva escusa para apreciar el esfuerzo cofrade y conmovernos ante los pasos anunciadores y denunciadores de La Pasión. Están, entre otras razones, reclamando que continúe nuestra cultura y tradición. Ojalá que, en medio de ese fervor, no tengamos que ver a nadie escupiendo cáscaras de pipas o tirando colillas.

Hay personas que se implican. Frente a mi casa, un señor que no conozco ha limpiado de hierbas un arriate y lo ha plantado con especies que no precisan demasiado cuidado. Le doy las gracias.

Cuidar el entorno es nuestra asignatura pendiente.