¡Qué pena de 8 de diciembre!

Qué gran día era hoy para los que hace ya alguna que otra década dejamos de ser niños. Qué emocionante era esta tarde echarse a la calle, ver cómo había quedado exornada la ciudad y empezar a visitar belenes. El más buscado cada año, el de San Francisco; curioso el de Alvernia; y uno de los días de fiesta no podíamos perdernos el viviente de San Martín. La fiesta de la Inmaculada ha dejado de ser la puerta que abría la Navidad, en esta fiebre comercial que se está adueñando de nuestras vidas, primero con Halloween, luego con el Black Friday que dura mucho más que un viernes; y ahora con unas luces, unos belenes y unas zambombas (que no existían en nuestra época de niños) que venimos viendo y escuchando desde noviembre. No cabe duda de que los tiempos cambian, pero a este ritmo cuando llegue el 8 de diciembre estaremos ya hastiados de Navidad. Y así todo.