Análisis

Frédérique Morand

Asociación Cultural de Investigación Histórica 'María Gertrudis Hore' (ACIH)

El papel de pedro del castillo

La ciudad consiguió la revocación de la suspensión del despacho de Indias

Suspensión del despacho de Indias hacia 1550 en Cádiz... ¿En qué año? En una cédula del Consejo de Indias, el príncipe Felipe ordena que se cumpla la orden de su padre de 7 de junio de 1550: "los navíos con destino a Indias que cargan y registran en Cádiz y Sevilla no puedan hacerlo además en las Canarias". (A.G.I., Indiferente, 425, lib. 23, fol. 80v-81r). ¡Buena noticia! En 1550 se despacha todavía en "nuestra" ciudad. Historiar exige paciencia, y prudencia. Ahora bien. ¿Sólo se esconden "verdades" históricas en la narración del carmelita? No. Ni en el relato de Fray Jerónimo, tampoco en el mío. Si falor sum, decía San Agustín. Si me equivoco, existo. Simplemente, estemos atentos, al acecho.

El cronista habla de Pedro del Castillo en varias ocasiones. Personaje clave para 'El Proyecto Azul', con él vamos a conversar sobre comercio, sobre cómo y de qué manera se vivía en Cádiz, sobre asuntos políticos y otros contenidos de orden confesional. Regidor durante años, juez oficial de la Casa de la Contratación en varias ocasiones (1578, 1589, 1591, etc.) Pedro del Castillo nos acompañará en El Tiempo bajo llave, primer libro de la ACIH. Portavoz de la comunidad mercantil para la Carrera de Indias, mayordomo de la cofradía del hospital de la Misericordia, acogió en su morada la delegación encargada de negociar con el inglés en 1596. A su alrededor, en algún momento de la historia gaditana, se articula: Poder, Prestigio y Privilegio. Las tres P o el control de las relaciones sociales. Tampoco faltan las virtudes teologales, Fe, Esperanza, Caridad, a ese animal político, hombre de negocio de su tiempo en la 'Diócesis de Hércules' (Cádiz-Gibraltar) durante el Imperio.

Ahora bien, retrocedamos en el proceso de su ascensión social. Hacia 1550, según relata Fray Jerónimo, Pedro del Castillo entra en la bahía a recoger mercancías que se registraron "por el Corregidor, y Regidores". El alijo - ¿procedente de América? - ¿fue fiscalizado por el corregidor? Acordémonos, su jurisdicción se ciñe al control del comercio africano. Los jueces de la Casa de la Contratación de Sevilla defienden su jurisdicción.

El traspié pudo ocurrir entre 1551 y 1553, como lo relata el carmelita. Coincide con huellas de conflictos custodiadas en el Archivo General de Indias (A.G.I., Justicia, 1160, núm. 3), instrucciones que mandaron observar los jueces de la Casa de la Contratación de Sevilla a sus tenientes residentes en Cádiz. Dichas instrucciones versan sobre los fraudes y engaños que se cometieron en la carga de navíos para Indias. Vale, muy bien. Pero ¿quién comete el fraude? Treinta y nueve folios por descubrir, para perderse, para ajustarse a lo que permanece inerte, engullido en la práctica judicial del pasado. Hay más. Localizamos, hace poco, cinco pareceres - año de 1556 - "sobre emprender el Rey el comercio o contratación con las Indias". En este fajo de papeles adormecen advertencias sobre la carga de mercancías en Cádiz para las Indias Occidentales (A.G.I. Patronato, 170, r. 59).

Sancho de Sopranis, por cierto, había investigado el tema de la Casa en Cádiz en el 500. ¿Cómo hubiera podido quedarse quieto? ¿Cómo permanecer ocioso ante el feliz arrebato de los treces ediles gaditanos? A no ser que fuese el maestro, mi mentor póstumo, don Hipólito el que presionó al Ayuntamiento para que representantes políticos se involucrasen en la preservación y divulgación de la historia de Cádiz.

Sea lo que fuere, la ciudad consiguió la revocación de la suspensión del despacho de Indias. Ocurrió gracias al conquistador de la Florida, Pedro Menéndez de Avilés (y no Pedro Meléndez de Valdés, como escribió Fray Jerónimo). Adelantado muy favorable a los intereses gaditanos, hombre cercano a Pedro del Castillo (¡y tanto!...), usó su influencia para presentar memoriales al Consejo. A raíz de las gestiones iniciadas, el rey determinó poner Juez especial en Cádiz para lo tocante al tráfico de Indias. Por vez primera, Cádiz está exenta de la jurisdicción de Sevilla. Aquello dio lugar a la promulgación de la importantísima cédula del 9 de diciembre de 1556, según las entusiastas palabras de Hipólito Sancho. Fray Jerónimo de la Concepción tiene razón. Antonio de Avalía fue el primer juez oficial exento de la jurisdicción hispalense, nombrado por el rey el 22 de diciembre de 1556 (A.G.I., Contratación, 5784, lib. 1, fol. 106v-107v).

Pronto, volvieron los navíos a cargarse en Cádiz. Los mercaderes, en su mayor parte, regresaron a la bahía pese a los sempiternos conflictos entre jueces y corregidores (A.G.I., Indiferente, 1965, lib. 13, fol. 425v-426). Y ahora ¿qué? Respirar hondo y mirar hacia el Poniente. Ô túrbido Océano…(verso de la 'Hija del Sol' a la 'ingrata Melania'). Ya viene lo más extraordinario.

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