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El domingo trasanterior, en Ubrique, moría un hombre, en plena calle, en las astas de un toro. Un vídeo, aterrador, mostraba la cogida y el reguero de sangre enriando la cuesta, antes de su traslado por los de protección civil. Ése mismo día, en Colombia, en las tradicionales fiestas patronales, donde la adrenalina y el riesgo son parte del espectáculo, un error de cálculo terminó con la vida de Yovanis Márquez, conocido en el circuito taurino popular por su agilidad y coraje frente a los astados. La tarde del viernes, en medio de las fiestas patronales de Fundación, un salto mal calculado lo llevó directo al cuerno de un toro, que le perforó el cuello y le provocó la muerte. Son caribes, hablan español o en lengua guarífuna, una koiné entre arawaka, caribe, francés e inglés. No torean. No corren al toro. Se enfrentan a él con recortes, saltos, banderillas, capotes, camisetas, trapos…los más osados reciben dinero del público y los ganaderos. Son toros viejos y acostumbrados a ser soltados en otras plazas. Actúan niños, borrachos, mujeres embarazadas…Hablan gritando. Se nota la pobreza, el atraso cultural, la droga en algunos casos. A la madre del Yovanis, se le hacinan los muertos por cornadas. Su otro hijo, Nevier Romo Feria, hermano materno de Yovanis, falleció también de una cornada, en otra corraleja. Lo describían así, “El ambiente en la corraleja estaba cargado de música, licor y euforia. Como cada año, decenas de jóvenes y adultos de todas las edades desafiaban a los toros con la esperanza de ganarse billetes lanzados por el público y los aplausos que solo reciben los más atrevidos y arriesgados. Yovanis no era un improvisado: en ediciones anteriores se había ganado el respeto por su rapidez y habilidad para esquivar embestidas. Pero esta vez, nada salió como esperaba. Según testigos, el joven tomó impulso, fijó la mirada en el animal y corrió decidido a saltarlo. Sin embargo, calculó mal la altura y cayó justo frente al cuerno afilado. Una sola sacudida de la bestia bastó para que la yugular estallara… "La adrenalina lo hizo levantarse como si nada, pero ya estaba grave", contó un asistente que presenció la escena. "Se tambaleó unos segundos y luego se desplomó. Ahí todos nos dimos cuenta de que era fatal".
Sigue ocurriendo. El nivel de estudios no llega a nivel siquiera. Sigue ocurriendo desde que el tiempo es tiempo. Muertes, miedos, fantasmas. En 1928, un torerillo gitano, Luis Figueroa, herido por una res en un evento de corralejas, pretendía a una dama, bellísima, que no le hizo caso. Murió de tétanos. El cuerpo, fue depositado en el Cementerio de Seye, Yucatán, Méjico, vestido de torero, en una fosa. Esto ocurría cuando las calles, de noche eran más oscuras que el bolsillo de un rasco. Cuando abrieron la tumba para echarlo al osario, encontraron el cuerpo incorrupto y el fallecido torero lucía unos largos y afilados colmillos, que sobresalían de sus labios rojos, y unas impresionantes uñas que más bien parecían garras. Era un vampiro, catalogaron y decidieron, que toda persona fallecida por tisis o anemia, era el resultado de Luis Figueroa succionando hematíes. La leyenda subió quilates cuando la dama por la que suspiró de amores, también murió pálida y alba y consumida. Mueren para ser temidos. Seguro que olvidados. La educación es el trampolín de la razón. El analfabetismo, del absurdo.
Hay guerras, pobreza, destrucciones masivas. Terremotos, diluvios, masacres…Pero en las corralejas de Colombia, ellos viven como don Quijote, buscando aventuras e ínsulas. La adrenalina es el motor que los lleva a la sed del dinero…Droga, alcohol, adrenalina…
¡Ea, canalla —respondió don Quijote—, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así, a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado; si no, conmigo sois en batalla!... Per saecula, saeculorum… semper, semper, sit utcumque sit, amen
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