El Alambique
J. García de Romeu
El mismo barco
El otro día, un amigo infiltrado anduvo por tertulias y por eventos calurosos. Había gente con egos estufidos por no poder brillar. Curiosamente además de la Menina Blanca, de Filondango y los demás, también estuvieron Filadel Gorrilla, lector odiseo, Eunapio Tiraquel, con su bigote cancano y su despectivo epicentro, y Paco Platea.
La del Melenón anda queriendo estar -con tres verbos- en política y ya tiene hasta quien le sostenga la carpeta. Lo dijo Filondango Mocuseo para exaltar el valor de la juventud valetudinaria que atesora. El trasonismo alcanza cotas inimaginables. Así nos va en la Ínsula y en España, la tolerancia y el buenismo nos llevarán a la bestialité, al desmejoramiento y al uso de trapos. Sosinaida ha patentado la autooda. Un invento para eventos y pregones.
Mi amigo infiltrado dice que hacía más calor que en una barbacoa en un invernadero. Se quejaba del calor, de las moscas, del levante, de la gente… Alguien exaltaba la figura de Pericalvo Cursiento aduciendo que siempre había dirigido algo, revistas, eventos, cursos y derivados. Nunca le ha gustado ser plato de segunda mesa. El infiltrado que estaba hasta donde usted se puede imaginar de pesados, versos cársticos y meteóricos y moscas, comentó al socaire del desgaire cruel. "Lo que a mí no me cuadra es lo de queriendo ser el primero en todo, es que se casara con una viuda". Para rematarle en seco. "Desengáñate, en La Isla nada más que viven bien los perros y las moscas."
El levante es la piel de la sal. El viento mueve las palabras. Uno no se entera de nada cuando el viento zahiere la presunta armonía. Alguien, meninescamente, declama ripio claro: Aquí donde las rocas tienen voces/y los árboles tienen melodías/ impalpables incógnitas, veloces…
Estoy hasta el hidroporo de las moscas. Por cierto, ¿sabes que Virgilio, padre de Eneas, celebró un funeral con más de tres mil invitados a una mosca que tenía por mascota? ¿Qué lees picha?
Megalón del Ego está leyendo la presentación de la gran poeta progruesista, Melania Espelefucia. Yo ya no puedo con el calor y las moscas. ¿Sabes que al Duarte ése, le premiaron en Jerez un poema a una mosca? ¿Cómo puede amar a una mosca? Espelefucia habla al público: comadrejas cangrejas/bermejas, añejas/collejas, mollejas/ que el viento no deja…
Pericalvo Cursiento tose. Filondango Mocuseo saluda a todos y a todas. Los ripios contestatarios se oyen como nuevos. Clama el avieso lector señalando a un ente:
Como el fasgo central de la pandurga/remurmucia la pínola plateca/así el chungo del gran Perrontoreca/ a menina cuesquina la esmegurcia… Suenan los aplausos. El infiltrado dice que muchas veces los aplausos son hijos de la ignorancia. Que el vulgo por lo común aplaude lo que no entiende. Y sepa que en todas las clases sociales, hay mucho vulgo. Y muchas moscas, compadre, y muchas moscas… Ah, Perrontoreca no acudió.
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