Al marinero

30 de junio 2025 - 06:00

La Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León ha pedido oficialmente que se levante en San Fernando un monumento al marinero (suponemos que al marinero desconocido). Esta propuesta es en realidad un homenaje a la nostalgia, a una Isla desaparecida de paseos en uniforme blanco o azul dependiendo de la estación del año y de calle Real atestada de gente con vestido raro y ancho. Hay que reconocerlo: la indumentaria del marinero raso no era la más favorecedora para la figura masculina, y menos para los que traíamos de naturaleza el torpe aliño indumentario que al final reivindicó Machado.

Suponemos que la propuesta saldrá adelante, y quizá sea de justicia que lo haga, sobre todo en una ciudad que acostumbra a reivindicar lo que ya ha perdido. En cierta forma, lo agradezco, ya que yo, como tantísimos, fui uno de esos jóvenes obligados al servicio militar del que no recuerdo haber sacado ninguna enseñanza de provecho. Será que ya estoy perdiendo la memoria. Sin embargo, observo un punto de agravio con el ejército de Tierra, ya que nadie ha caído en pedir un homenaje igual a los soldados de reemplazo que sufrían su mili en el otro extremo de la ciudad, y que en los días de paseo salían también en bandadas como si se dirigieran a un enfrentamiento frontal con sus colegas de Marina, en la plaza del Rey.

A lo mejor es natural este olvido. Los isleños hacíamos muy mayoritariamente la mili en Marina, entre otras razones porque a una edad temprana acudíamos a matricularnos en la Ayudantía sita junto a la Glorieta, con la esperanza bien fundada de que haciendo el periodo de instrucción en la Armada tendríamos mucha más posibilidades de apañar un enchufe para quedarnos por aquí cerca cuando nos adjudicaran nuestro destino. Así de acendrado era nuestro amor a la Marina. Gracias a uno de esos enchufes, recuerdo haber hecho una instrucción de lo más relajada y casi sin guardias, lo confieso públicamente.

También es verdad que homenajear al marinero en general supone tratar con la misma vara al que cumplía y al escaqueado, al abusón y al buen compañero, al apocado y al bravucón, al enchufado y al desvalido, pero eso es lo que tienen los monumentos...

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