Balas de plata
Montiel de Arnáiz
El abismo
Llegó el verano: ¡hay que ver lo que se ha hecho rogar! Por fin llegó y las carreteras están cuajadas de coches y coches uno tras otro. Las familias dentro camino de la playa y para empezar, encontrar un sitio para aparcar, que verdaderamente está imposible. Y yo me pienso que si hace 30 años había en el pueblo tres coches, ¡qué será dentro de treinta años! Es tan fundamental y necesario que la gente prefiere vivir en el campo, donde aparcar sin problema. Y además tienen una parva de gallinas en el transparente del huerto.
Y tenemos distracciones espectaculares. Empecemos por el Tour de Francia. Verdaderamente espectacular. No solo la carrera en sí, los ciclistas en pelotón, el fugado dale que dale a su bici en su esfuerzo sobrehumano, el pelotón abigarrado unos con otros y los descolgados por una avería o por cansancio. Llama la atención lo cuidado de las villas y pueblos por donde pasa. Me llama la atención como todas las casas tienen el tejado del mismo tono o color, no hay estridencias urbanistas, que se vea. Y los prados y los campos cultivados y la gente que bordea la carretera por donde pasa. Solamente recordar a nuestro héroe de otros tiempos, el súper ciclista Bahamontes, que ganó el Tour de su año y ¡lo que gozamos viéndole escalar los cerros y ganar también el premio de la montaña!
Y para postre nuestro héroe Alcaraz en el tenis. Todo el mundo está maravillado de su maestría y cómo con su juego logra victoria tras victoria. Ayer enmudecimos viendo cómo le ganaba en el célebre campeonato londinense un tenista italiano. Pero también su comportamiento, sus palabras en la entrega de trofeos y como se portó con elegancia y buen hacer.
Y el mar, nuestro amigo el mar con sus mareas y sus olas. Triste es que este año se ha comido la arena y hay más rocas en sus playas (Los Caños de Meca). Ya no se puede decir aquello de “Amor de mis amores, aquí sentado estoy sobre la arena (orilla) desierta, miro la extensión marina, te llamo sin cesar con tu bocina y no pareces a calmar mi pena. Llega a mis pies la espuma de la ola y huye otra vez como la esperanza mía”. Es una poesía, pero a veces es la traducción de la angustia que se tiene por algún asunto amoroso o de cualquier problema.
P/D. Verano, veranillo… ¡qué hermoso eres! Días largos, mucho sol, tardes y mañanas de ensueño. Y alejado del penoso trabajo de todo el año. Que coges tu coche, como decía antes, subes a los niños en la trasera, la compañera a tu lado y echas las tortillas y los bocatas y a correr, a correr hacia donde nace y se orilla el inmenso mar.
También te puede interesar
Balas de plata
Montiel de Arnáiz
El abismo
Náufrago en la isla
Manuel Muñoz Fossati
Noches de paz
Noches de paz
Noche de ronda