Invasores

09 de noviembre 2025 - 07:00

Hace unos días se ha estrenado INVASORES, un cortometraje de ficción rodado en Cádiz por el colectivo Gaditanismos realizado por Inés Sánchez, Laura Cubero y Daniello Pradotti. Bajo su título irónico y certero, la pieza retrata con agudeza una realidad que ya no es exclusiva de la capital gaditana, sino que se extiende como una mancha de aceite por toda la Bahía. En El Puerto de Santa María, la proliferación de apartamentos turísticos ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una amenaza tangible al tejido social y cultural de la ciudad.

El fenómeno no es nuevo, pero su aceleración en los últimos años ha sido vertiginosa. Su concentración en el centro histórico y zonas de alto valor patrimonial ha generado un impacto desproporcionado. Lo que antes eran casas habitadas por familias porteñas, hoy son escaparates vacíos entre semana y burbujas de fiesta los findes.

La consecuencia directa es el desarraigo. Los vecinos de toda la vida, aquellos que han sostenido con su presencia y compromiso la vida de los barrios, se ven expulsados por la presión de un mercado que prioriza la rentabilidad turística sobre el derecho a la vivienda. El centro se vacía de voces conocidas, de saludos en la panadería, de niños jugando en las plazas. En su lugar, llegan maletas con ruedas, check-ins automatizados y fiestas que no entienden de horarios ni de convivencia. Porque el problema no es solo urbanístico, sino profundamente humano. Cada apartamento turístico que sustituye a una vivienda habitual es una historia que se interrumpe, una comunidad que se fragmenta.

INVASORES acierta al poner el foco en esta distopía cotidiana. No es ciencia ficción: es la realidad que ya vivimos. Y si no actuamos con decisión, corremos el riesgo de convertir nuestro patrimonio en un parque temático sin entrañas, donde el único idioma que se hable sea el del beneficio inmediato.

El Puerto merece algo mejor. Merece políticas valientes, una ciudadanía movilizada y un relato que no se escriba desde la expulsión, sino desde el arraigo. Porque solo así podremos seguir llamando “hogar” a nuestras calles. No queramos convertir a nuestra ciudad en un simple decorado.

stats