Hombre lobo en Roma

03 de noviembre 2025 - 06:01

'Pasquino' es una antigua estatua helenística colocada en la plaza romana a la que da nombre hace muchos siglos. Casi desde su inicio, la gente romana ha utilizado su base para colocar, anónima y clandestinamente, carteles y todo tipo de elementos para reivindicar o protestar contra asuntos públicos o privados. Era y es un adelantado de la libertad de expresión. Mucho tiempo después, ahí sigue acogiendo, aunque de manera mucho menos masiva, las expresiones de indignación del pueblo romano. Ahora hay muchas formas de soltar una opinión al aire independientemente del rigor que tenga (véase este artículo), y Pasquino no pasa por sus mejores momentos como altavoz popular, o populachero, como ustedes gusten.

No obstante, su nombre sigue asociado al panfleto sin firmar, no necesariamente bien informado y difundido por la santa voluntad de su autor. En español derivó en la palabra pasquín, un término también muy en desuso y no demasiado prestigiado.

Pues bien, el pasado viernes, en su esquina de siempre, muy cerca de plaza Navona, Pasquino, con su rostro pétreo desfigurado por el tiempo y eternamente mirando hacia su derecha, aparecía decorado por un solitario cartel escrito a mano y fijado con cinta de embalar sobre el mármol travertino de su pedestal, que proclamaba según pude traducir en mi italiano aprendido de las canciones de Celentano: "¡Halloween es una fiestucha americanucha y además feúcha! No pertenece a la refinada cultura italiana. Vete a festejarla a América. Aquí estamos en Italia". Esta última palabra estaba subrayada y todo rubricado con la bandera tricolor del país trasalpino.

No cabe duda de que el o la no firmante dejaba clara su opinión sobre la última locura festiva que ha invadido el ya bastante loco mundo occidental. Mientras, a su alrededor y completamente ajenos al indignado cartel, ejércitos de niños y padres paseaban ataviados de simpáticos monstruitos. Me pude imaginar al protestante del rótulo, tal vez desesperado y sentado en alguna mesa de los bares circundantes, observando cómo su proclama era ignorada de esa manera tan meridiana, y tal vez resignado a no poner más carteles de ese tipo, dado su carácter residual de náufrago en Roma. Para no ser un desarraigado total, quizá esa misma noche ya había dado algún caramelito a una criaturita afeada de zombi, y estuviera notando cómo, contra su voluntad pero inevitablemente, le crecían el pelo, las uñas y los colmillos. El año próximo, 'chi lo sa', tal vez se vestiría de hombre lobo.

stats