Una Feria achacosa

El Alambique

08 de junio 2025 - 07:00

La Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino de El Puerto de Santa María, emblema festivo de la ciudad y referente histórico, atraviesa una crisis importante. Desde su traslado al Recinto Ferial de Las Banderas, los achaques del paso del tiempo han ido aumentando hasta llegar a la edición de 2025, marcada por el aparente abandono institucional y la falta de planificación constatada sobre la misma tierra agreste del lugar.

La imagen del andurrial es el reflejo de su deterioro: albero inexistente, convertido en polvo y tierra suelta; bordillos rotos que nadie se molesta en reparar; casetas comedero en mal estado, sin mantenimiento ni identidad propia; iluminación pobre, más digna de una verbena que de una feria históricamente reconocida. Y a todo esto se suma la preocupante transformación de muchas casetas en auténticas discotecas nocturnas con botellón incluido, desplazando el espíritu tradicional de convivencia, flamenco y sevillanas.

El empobrecimiento no solo es visual. Lo más grave es la pérdida de identidad de nuestra fiesta mayor. Lo que antes era un encuentro de familias, peñas y hermandades, hoy es un evento sin alma, donde el catering externo sustituye a las casetas de siempre y la música tradicional ha desaparecido bajo los efectos del reguetón y otros géneros que poco tienen que ver con la esencia porteña. Eso sí, todavía insisten y persisten aquellos profundamente enamorados de nuestra Feria, que no cejan en el empeño de acomodar los interiores de algunas casetas como mandan los cánones del maestro artesano Vicente Rodríguez.

Aunque montar una caseta hoy día es prácticamente un suicidio económico, porque los costes son desorbitados, el esfuerzo es titánico y el resultado, ignoto. Y claro, con este percal cada vez hay menos caseteros que se atrevan, y consiguientemente esta ausencia de techo nos está gritando en la cara que algo pasa con nuestra Feria.

Si no hay un cambio de rumbo inmediato, la Feria de Primavera pasará de ser un orgullo local a convertirse en un recuerdo borroso de lo que alguna vez fue. El Puerto merece recuperar su Feria. Pero para eso, hace falta algo más que discursos vacíos por las redes sociales.

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