El desván de Iñaki López

11 de octubre 2025 - 03:04

No habrá segunda temporada para Tesoro o cacharro, el concurso con Iñaki López de anfitrión en la noche de los martes en La Sexta. Anda lejos de la media de la cadena, pero es un formato que merecería un repaso en su desarrollo y tono. Es una tasación a ojo de objetos imprevistos, desde auténtico arte y lujo a purpurinas y cachivaches. Si le aplicamos un tono más cultureta, como sucede así en las cadenas nórdicas, se nos puede convertir en algo estirado y patético. Si le rebajamos la atmósfera se nos queda en la subasta del Un, dos, tres a falta del dúo Sacapuntas, que ojalá pudiéramos teletransportarnos a aquellas noches de Mayra de 1987 y ‘resentir’ cómo disfrutaban las familias.

Tesoro o cacharro no termina de funcionar pero en sí es un juego entretenido que invita a curiosear y a caer en la tentación del móvil por adelantarnos al precio de las cosas. Tal vez le falta un poco más de disparate. Los concursantes optan por la estrategia de amarrategui y origina también una pérdida de tensión. Es lógico que por asegurar un premio aceptable los anónimos se decanten por el caballo grande, ande o no ande.

Y está el tasador que termina ofreciendo dinero seguro como sucedía en Un, dos, tres. Con Kiko Ledgard, maestro que deslumbraba porque entonces el público apenas había visto tele, aquella mecánica era fascinante. Hoy el valorable Tesoro o cacharro se pierde en el mando y, además, a las tantas, muy a las tantas.

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