Lose-lose

Hablando de ello en casa me planteé qué hubiera hecho yo. Háganlo también ustedes, planteénselo

19 de febrero 2024 - 07:37

La polémica de la semana ha sido triste. Un joven guardia civil isleño fue asesinado por unos narcos montados en una lancha de catorce metros de eslora. Lo fue junto a otro compañero, y la tragedia nos estremeció a todos los que tenemos corazón. El luctuoso crimen se conoció por la difusión de vídeos estremecedores que muestran el asesinato y la asquerosa condición de algunos que no merecen ser tenidos por seres humanos, más que por animales. Chusma de la peor calaña, en definitiva. El infierno -laico o religioso- les espera.

El problema fue otro. Que el lamentable incidente se produjo en pleno carnaval. Me refiero a la programación completísima del Carnaval de la Isla que había pergeñado el equipo de gobierno del Ayuntamiento de San Fernando. Un elenco de artistas del máximo nivel que habrán costado sus buenos euros esperaba al público de la ciudad, deseosa de disfrutar de algunos de los finalistas y ganadores del concurso oficial de agrupaciones del Teatro Falla.

Pero, claro, si muere un guardia civil de la Isla, conocido y querido por muchos, lo normal es mostrarle reconocimiento, guardándole luto. ¿Un día, dos? No sé dónde viene, en qué protocolo se incorpora, lo de decretar el luto oficial por el fallecimiento de alguien especial o emérito. Probablemente, esté subido el documento oficial a la web municipal.

Y he ahí el problema. Si el domingo pasado hubiera llovido torrencialmente, se hubieran suspendido los actos del carnaval sin demasiado problema -para eso están los contratos y los seguros-, pero dejar sin efecto una programación que muchos esperan, que ha costado ímprobos esfuerzos y costes, supone un gran-gran problema. Los aficionados al carnaval, cabreados. Los mánagers pidiendo la pasta. Así que Patricia Cavada decidió no suspender los actos.

Fue insultada, troleada, vejada, por ello. La familia de la víctima montó en cólera. Las redes sociales ardieron con furor, como si la culpa del asesinato fuera de la alcaldesa y no de un piquete de criminales sin escrúpulos. Publicidad mala, desde luego. Así que Cavada hizo aquello que debía: llamó a la familia, se disculpó, y decretó dos días de luto oficial.

Es esa una de las cosas que evito al no entrar en política: la toma de decisiones lose-lose. Hiciera lo que hiciera Patricia Cavada, perdía. Si suspendía el carnaval, se le echaban encima las peñas, aficionados y artistas; si no decretaba el luto, los familiares y amigos del finado. La solución no fue tan gravosa, aunque no por ello deja de tener su aquél. Hablando de ello en casa me planteé qué hubiera hecho yo. Háganlo también ustedes, planteénselo. No creo que decisiones de este tipo vayan incluidas en el sueldo, son realmente complicadas. Y también sé que reconocer un error es algo que hay que valorar en su justa medida, sobre todo si quien lo hace es un político.

En definitiva, descansa en paz, Miguel Ángel. Y que la ley caiga con todo su peso sobre tus asesinos.

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