Rafael Duarte
Etimología del cristianismo
Se acabó la tranquilidad. Aunque se esperaba, el PSOE de Cádiz llevaba mucho tiempo sin sacar su guerrilla del cajón. La última derrota del partido en unas elecciones ha sido la voz de alarma para que las distintas ¿sensibilidades? se atrevan a desafiar al mando único y empiecen a cuestionar al que dirige o debería dirigir al partido gaditano. Eso sí, no se atreven a cuestionar al jefe andaluz sin que Pedro Sánchez lo diga.
La cuestión es que el Partido Socialista lleva ya varios años anestesiado, sin rumbo, perdiendo elecciones ante un dirigente, Bonilla, que solamente con su sonrisa es capaz de ganar. El Partido Popular continúa ganando elecciones con una facilidad pasmosa mientras el máximo responsable del PSOE de Andalucía dice que tiene un suelo muy bueno y por tanto no hace falta cambios en la dirección del partido.
Las elecciones no se ganan desde el suelo y eso lo puede comprobar él. Hoy Andalucía se ha convertido en un problema para el PSOE nacional. Sin Andalucía no se gana en España y eso lo está aprovechando el Partido Popular legítimamente. Ha dicho Moreno Bonilla que el Partido Popular es el referente de los andaluces. Eso recuerda a la Transición política de Andalucía cuando el marco político PSOE-A era convertirse en el partido de los andaluces, "Un gran partido para un gran pueblo". Bonilla está copiando al PSOE-A de la Transición con un andalucismo no ideológico, pero ese es su marco político. Porque mientras está cambiando lo público por lo privado, los socialistas siguen sin enterarse.
El PSOE-A necesita una completa renovación, en el regional, en las provincias y en las locales. Lo orgánico tiene que dejar de ser la puerta para instalarse en lo institucional como así está sucediendo ahora. No se convocan asambleas ni antes ni después de los comicios electorales, se llevan cuatro elecciones perdidas y no se analizan los resultados, no se cuenta con los militantes y la única ambición es conseguir una beca para cuatro años.
Por consiguiente, Andalucía no puede esperar a cumplir el calendario, tiene que resolver, que actuar, lo antes posible para poder encarar cuanto antes una renovación que pueda afrontar las próximas elecciones autonómicas con total garantía. Alargar el tiempo es alargar la agonía de un partido que no merece que los actuales dirigentes lo arrastren por el fango. Andalucía tiene que dejar de ser el problema, sus actuales dirigentes tienen que dejar de ser un problema.
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