Nueva víctima del drama de la vivienda en Cádiz: "Venden la finca, llevo seis meses buscando alquiler y no encuentro nada"

Una madre con dos hijos relata la experiencia de la búsqueda "imposible" de una casa a precio asequible después que una constructora haya comprado el inmueble en la que ha vivido con su familia durante 12 años

Esta gaditana lanza su mensaje por si algún propietario particular o institución también puede ayudarla con su situación

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La gaditana que se tendrá que ir de su casa de la plaza Fragela señala la finca.
La gaditana que se tendrá que ir de su casa de la plaza Fragela señala la finca. / Lourdes de Vicente

Cádiz/Siente una vergüenza que no le pertenece. No quiere dar su nombre, ni sus apellidos, ni su edad, ni salir en una fotografía. "Por si afecta a mis hijos, que eso es lo último que quiero, que se vea su imagen dañada", dice nerviosa, acharada, antes de contar su historia que es la historia, lamentablemente, de no pocos gaditanos y gaditanas, que están sufriendo en sus carnes el drama de la situación de la vivienda que en los últimos años azota sin piedad a la capital gaditana. Siente una vergüenza que no le pertenece, pero quiere explicar su situación "porque te puede pasar a ti, o a tu vecina, o a un familiar, si está viviendo de alquiler hoy día en Cádiz. Yo no me esperaba esto, y me ha pasado". Siente una vergüenza que no le pertenece, tan injusta, pero los hijos son lo primero.

Ella -me van a permitir ustedes que mantenga el pronombre del anonimato- es madre de dos, uno de ellos menor de edad todavía, pero ambos están a su cargo y viven bajo su techo. Bueno, hasta el que ha sido su techo durante 12 años. Religiosamente, ha cumplido con el pago de sus cuotas de alquiler en todos y cada uno de esos meses, pero hace medio año recibió un burofax que la partió en dos. Su contrato de alquiler -al principio "trescientos y pico de euros" que fueron subiendo con los años hasta los 458 euros actuales- no sería renovado porque el propietario de la casa donde habita, en la plaza Fragela, había vendido la finca entera a una constructora que planea hacer pisos para compra a un precio inalcanzable para esta familia. El 13 de marzo era la fecha en la que debían irse.

"Desde el mismo momento en que recibimos el aviso me puse a buscar casa, desde luego, yo era la primera interesada en irme de un lugar en el que ya sabía que me iba a tener que ir. No me he quedado quieta, llevo medio año en búsqueda activa de casa. Me conocen en todas las inmobiliarias, todos los constructores y promotores de la ciudad, preguntando por todos lados... Pero nada, ha llegado la fecha y no he encontrado nada que pueda pagar. ¿Qué hago ahora?", dice esta mujer nacida en Cádiz, criada en Cádiz, con su trabajo "en horario de mañana y tarde en Cádiz", que compra "en la panadería, en el refino, en el comercio local de Cádiz, porque a nosotros nos gusta comprarle a nuestros vecinos". Una mujer que le está empezando a arañar el corazón cuando le dicen, ¿y no se ha planteado usted irse de Cádiz?...

Y así se origina la sangría que no cesa... La de una población que cae, la de una ciudad que perderá financiación si sus vecinos continúan emigrando a localidades vecinas, con sus comercios locales que también, ante la falta de vecinos, irán muriendo poco a poco... "Es que esto no puede ser. Me está pasando a mí y sé que le está pasando a mucha gente también. ¿Y la solución que mucha gente te dice es pues vete de Cádiz? Yo creo que debe haber otra, ¿no? Porque yo me pregunto, con la de fincas vacías que hay en Cádiz, ¿por qué esas constructoras no las compran y hacen sus pisos y dejan de comprar las fincas que tienen inquilinos? ¿Dónde nos vamos con este plan?", reflexiona.

Cuando llegó al edificio que vive estaba habitado por cinco familias, ahora son tres, que se tendrán que ir. "La empresa nueva nos da una cantidad, pero para los gastos de mudanza, pero es que eso a mí no me arregla nada. Yo tengo que encontrar una casa para vivir los tres miembros de mi familia y poder pagarla mes a mes, como siempre. Y las casas que van a hacer nuevas aquí ni son de alquiler y pregunté para ver si era posible la compra, pero casi todos están apalabrados ya y, además, es que esos precios yo no puedo pagarlos, vamos", cuenta ella sobre su misión imposible.

Imposible no porque no trabaje, que trabaja y mucho, sino porque tiene una nómina de 890 euros y tres pagas que están lejos de los "1.000 o 1.200 euros" que piden por una casa con tres habitaciones, incluso de los "800 por casas de dos, para que tú las vieras", y, por supuesto, imposible para cumplir con algunas de las exigencias que ahora se dan en el mercado de alquiler como "varios meses de fianza, buenos avalistas o incluso que tu nómina supere una cantidad o que sea fija o funcionaria". Sí, también las ha encontrado a precios que rondan los 700... "Pero te tienes que ir en las vacaciones de verano o de Semana Santa. Y nosotros somos una familia, no estudiantes, ¿cómo nos vamos a ir esos meses?, ¿dónde?, ¿dónde meto mis muebles?..."

Todas estas preguntas, y muchísimos nubarrones más entre signos de interrogación, se le cuelan en su cabeza por las noches. "No me puedo sacar todo esto, me está afectando hasta en el carácter, me da mucho miedo esta situación porque yo no estoy acostumbrada a esto... No tengo ni idea ni de a quién acudir más, ni de cómo enfrentarme a todo esto porque nosotros somos una familia normal y corriente, trabajadora", explica esta gaditana llena de incertidumbre, pero que se agarra a la última esperanza de que su historia prenda y llegue a quien le pueda echar una mano. Un alquiler de larga duración asequible. Lo que hasta hace menos de una década no suponía un problema.

"Para nada era lo mismo. Yo me fui de casa de mi madre con 23 años a formar mi familia y me fui a un alquiler a la plaza de la Oca. Allí estuve también más de 10 años y también nos tuvimos que ir por lo mismo. Nunca falté al pago, estábamos contentos, el propietario también, pero decidió vender la finca a una constructora, en ese caso, hicieron una residencia de estudiantes, creo que es de Erasmus. Pero, en ese momento, y aunque nos dio pena dejar la casa porque estaba muy bien, encontramos al momento la casa de la plaza Fragela, otro alquiler a un precio que podíamos pagar. Sin problema. Se podía entonces vivir en Cádiz de alquiler de larga duración. Ahora es imposible. Imposible. Yo no me quería creer esto. Pero es así. Y así nos vamos a quedar sin gaditanos en Cádiz y, bueno, nosotros, mis hijos y yo... Ojalá alguien nos escuche, ojalá alguien nos pueda echar una mano. Que soy una persona cumplidora, trabajadora, mis hijos son buenos niños... Una casa en Cádiz, centro, puerta de tierra, donde sea, pero en Cádiz para poder ir y volver al trabajo y porque queremos vivir en nuestra ciudad. Algo que pueda pagar", lanza su mensaje en una botella esta madre gaditana sin nombre y sin apellidos, pero que a través de este periódico podrán encontrar el que recoja esta misiva para darle una solución.

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