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"Ya está donde él quería"

La familia de Chano Lobato arroja una parte de las cenizas del cantaor en la playa de Santa María del Mar tras celebrar en el barrio una misa en su memoria

J. A. López/T. García / Cádiz

24 de abril 2009 - 05:00

El mar de Cádiz acogió ayer las cenizas de uno de sus hijos más predilectos: Chano Lobato. A las ocho y media de la tarde, con el sol perdiendo fuelle y camino de su escondite caletero, dos sobrinos del cantaor las arrojaron al Atlántico desde uno de los espigones de la playa de Santa María del Mar, mientras otros familiares observaban la escena con atención desde el Paseo Marítimo. "Ya está donde él quería", resumió acertadamente uno de sus sobrinos.

La familia acababa de celebrar en la iglesia de La Merced, en el barrio de Santa María, una misa en memoria del cantaor gaditano, fallecido en Sevilla el pasado Domingo de Ramos. Y después se dirigió a la playa, cerca del lugar donde el niño Chano gustaba de acudir casi a hurtadillas de su madre y de sus hermanas. Victoria Ramírez y Antonio Prieto, sobrinos del artista, bajaron con la urna en sus brazos y acompañados de Félix Rodríguez, flamencólogo y compadre de Chano Lobato, y José Rodríguez, presidente de la asociación de vecinos Las Tres Torres. Anduvieron hasta el primer espigón de la playa, el situado más cerca de la plaza Asdrúbal, y desde las rocas, al resguardo del levante, gaditanísimo testigo del acto, arrojaron sus cenizas.

Arriba, en el borde del Paseo Marítimo, se encontraban su hijo, Chano Ramírez, Chanito; las hermanas del cantaor -Charo, Manuela y Juani-, su prima Luisa la de Enrique y un numeroso grupo de familiares, fundamentalmente sobrinos y sobrinas acompañados de sus propios hijos, que correteaban por el lugar ajenos por lógica a todo lo que con aquel sencillo y emotivo acto rememoraban sus mayores.

Cádiz y Sevilla fueron los lugares elegidos por el propio Chano Lobato en vida para que fueran esparcidas sus cenizas. Primero, su ciudad natal, como explicaba su hijo Chanito: "Todavía no lo hemos hecho en Sevilla porque nos parecía que lo lógico era hacerlo primero en Cádiz, en su tierra. Y aquí estamos", decía Chanito mientras recordaba la imposibilidad de que su madre estuviera presente en el acto: "Mi madre no puede venir".

Después, aún sin fecha, vendrá Sevilla, en algún lugar tampoco determinado todavía con exactitud del barrio de Triana. La voluntad del cantaor quedará cumplida cuando sus cenizas se repartan también por tierra sevillana.

Pero todavía quedará una tercera parte de las cenizas, como señalaba ayer Chanito Ramírez. Una tercera urna será depositada también en el monumento al cantaor que se inaugurará el próximo día 15 de mayo en el plaza de la Merced, una obra que está siendo acabada estos días por el escultor chiclanero José Antonio Barberá en su taller. Fotografías y periódicos con las noticias de la muerte del cantaor también se guardarán allí. Será una semana intensa en el barrio que vio nacer al artista, como intensa fue la tarde de ayer en las aguas en las que tanto se bañó el niño Chano.

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