pepe ola. director teatral, de casting y actor

"La idiosincrasia de Cádiz es como el oxígeno, te da la vida y también te la quita"

  • El artista gaditano, cuya empresa ha realizado estos días el casting de figuración para la película de Fernando Colomo en Cádiz, ha impartido también un curso en La Ofendida

-'teatro para el desarrollo de la comunicación ante cualquier público' es el curso que ha estado impartiendo estos días en La Ofendida. ¿De qué públicos hablamos?

-Hablamos de cualquier situación que te pueda dar la vida. Este taller no está destinado a formación de actores aunque sí se haga con el trabajo que habitualmente hacemos para formar actores. La gente que viene a estos talleres es de lo más variado pero últimamente está acudiendo gente que vienen del ámbito de la ciencia, mucho arquitecto, ingeniero… Y es una de las cosas que más me apasiona, trabajar aspectos relacionados con la cultura y esta forma de conocimiento con gente de ciencia.

Una cosa es que haya festivales y otra que para dedicarse a esto se encuentre un caldo de cultivo"Antonio Dechent me dijo que me dejara de rollos y me fuera a Sevilla porque aquí no me iba a comer nada "Lo de Pepe Ola viene porque mi padre era el dueño del bar Rompeolas, donde yo estuve trabajando"Me llamó el productor de 'Los aires difíciles' y a partir de ahí empecé con la empresa de casting"

-¿Cuáles son las principales barreras con las que va la gente a su taller? ¿Hay un denominador común?

-Prefiero contestarte al revés. El denominador común para asistir al taller es una curiosidad nueva que ha surgido en gran parte de la sociedad que ha descubierto que hay otras formas de comunicación y, además, esto se suma a la propia demanda del mercado que te pide enfrentarte con más frecuencia a públicos. No sé, un arquitecto, por ejemplo, no sólo tiene que trabajar en el estudio, también tiene que presentar sus proyectos a los clientes. También hay un grupo de gente que acude porque necesita socializar, encontrar gente más o menos pares para poder desarrollarse en otras facetas, así gente que viene a mi curso forman grupos de teatro pero otros hacen grupos de comida, de viajes…

-En la era de la comunicación hay gente que se siente incomunicada, vaya contrasentido...

-Pues sí, y, precisamente, quizás sea por eso. Todo va a mucha velocidad y parece que necesitamos un espacio para parar un poco y sentirse cómodo. Porque, en definitiva, yo lo que pretendo es que las personas se sientan cómodas. No es sólo comunicar, es crear la disposición para que luego la comunicación sea fluida. Digamos que no aplico unas técnicas estrictas sino lo que pongo en valor son potenciales que, a veces, ni las personas saben que tenían.

-Cuesta conocerse a uno mismo

-También es que sólo mostramos lo que ya conocemos. He tenido compañeros tuyos periodistas en el taller y a la hora de hacer los ejercicios todo era muy esquemático, muy correcto, y yo les decía, que te leo, que ya te conozco ahí, eso no me interesa, me interesa descubrirte otras cosas... Pero, para ello, tiene que haber una apertura por parte del individuo y por mi parte, sacar toda mi sagacidad y perspicacia para encontrar los lugares donde incidir sin hacer daño y molestar.

-Qué difícil meterse en terreno personal sin hacer daño...

-Es un tema muy delicado. La premisa de la que parte es que yo no hago terapia de diván y que no trato patologías. Yo lo hago todo desde el teatro, en el teatro trabajamos con nuestras emociones y vivencias, así lo que les pido a los alumnos es que si me quieren abrir su corazón, yo encantando, pero que siempre me hablen de cosas que tengan superadas, cosas que ya hayan pasado y que ya no se sientan mal por ellas. En el teatro todo es verdad o todo es mentira y yo trato con la misma distancia la verdad y la mentira. Y si esa persona está dolida por cualquier circunstancia y yo toco como director teatral pues a lo mejor le puedo hacer daño y no es mi intención. Yo te puedo dar un masaje pero si tienes una lesión no quiero tocar. Y, bueno, todos tenemos necesidades emocionales y comunicativas pero hasta un extremo patológico yo no puedo trabajar.

-Cuando usted empezó a hacer teatro en Cádiz el interés por la escena estaba en ebullición, ¿cómo lo ve ahora?

-En esencia detecto que sigue pasando lo mismo, que es muy difícil despegar desde aquí. Una cosa es que haya festivales de teatro y representaciones y otra que la gente que pretende dedicarse al teatro encuentre un caldo de cultivo. Cádiz es una ciudad muy creativa y eso es bueno y, a la vez, no lo es. Todos somos artistas, con lo cual, no se le da el lugar que exige la gente del teatro. Por otro lado, también es una ciudad pequeña y, por otro, los artistas también tendríamos que tener en cuenta que viajar es una cosa importante, que hay que salir del seno y conocer otros mundos para evolucionar. Se ha creado una asociación de actores y actrices aquí, a la que pertenezco, y sé que con el nuevo Ayuntamiento ha habido intentos de cambiar la situación, sé que se están moviendo cosas, pero ha habido mucho inmovilismo durante muchos años y va a ser un trabajo lento sin lugar a dudas.

-¿Cree que el Carnaval ha fagocitado muchas de las inquietudes escénicas, muchas vocaciones, que pudieran surgir entre los gaditanos?

-Absolutamente de acuerdo, y le sumo la experiencia del trabajo, cuando tenía la compañía aquí, llegaba la época de Carnaval y ya no se trabajaba directamente. También hay que decir que hay un sector que, inteligentemente, ha conseguido darle la vuelta e integrar el Carnaval en la actividad teatral pero, a la vez, eso te limita porque tienes que buscar la identidad a través del Carnaval, y a lo mejor tus intereses están en Cervantes o en el teatro de Vanguardia. Pero no sólo el Carnaval, también la Semana Santa, digo más, esa idiosincrasia natural de la ciudad siempre digo que es como el oxígeno que te da la vida pero también te la quita.

-Antonio Dechent, Pepe Quero, Manolo Morón. Año 1985, ¿qué le dice esto?

-Jo... Fíjate si es bonito todo aquello que el profesor que ha estado antes que yo aquí en La Ofendida ha sido Pepe Quero y fui yo quien se lo ofrece a Diana... Lo mejor de todo aquello es que actualmente somos grandes amigos... Pues eso fue que José Antonio Sabino y Manuel Morón El Moro eran entonces alumnos de tercero del instituto de Sevilla y aquí en Cádiz había en esa época un movimiento de teatro amateur muy potente, que luego desembocó en el teatro de institutos. Entonces se crea una escuela eventual donde vinieron Antonio Dechent, Pepe Quero y Julia Oliva y nosotros nos fuimos apuntar y nada fue entonces cuando me cogió Dechent, con esa voz que lo caracteriza y que ya la tenía entonces, y me dice (lo imita) "venga Pepe déjate de rollos y vente para Sevilla que tú aquí no te vas a comer nada". Y así fue... Todo esto, como te decía, es muy bonito porque hace un par de años, cuando la ASFAAN me dio un reconocimiento a mi trayectoria, justo cuando se cumplía 30 años de que había empezado mi carrera, pues allí estaban, digamos, todos esos mentores míos que actualmente son mis amigos y con los que tengo la suerte de compartir alguna vez rodajes o escenarios.

-Vámonos un poquito antes en el tiempo, ¿cuándo se produce el flechazo con el teatro?

-Pues yo empecé a hacer teatro en el año 83 en el instituto Columela, y no sé cómo estará ahora pero entonces el teatrito que tenía era un espacio muy abierto y al que se le daba mucha utilidad. Había como una revolución en los 80, como que los jóvenes teníamos una curiosidad por encontrar cosas que no conocíamos, estaba muy reciente la democracia... Y buscando eso, que realmente no sabes lo que es, yo iba al Teatro Falla y allí vi muchos espectáculos que me marcaron pero recuerdo especialmente que cuando salí de ver Glups de Dagoll Dagom me fui pensando que yo podría hacer eso, que a mí me interesaba hacer eso. Y ya me junté con Andrés Medina y con otros amiguetes del barrio y empezamos a hacer cosas... Y ya desde entonces enganchando una cosa con otra...

-Del barrio se refiere a la gente de por allí de por donde 'El Rompeolas'...

-(Ríe) Oye me gustaría que lo pusieras, ¿eh? Me llaman Pepe Ola por el bar Rompeolas, el bar de mi padre. Yo trabajaba allí mientras estudiaba la carrera, vamos que terminaba el 21 de junio de Sevilla y el 23 ya estaba trabajando en el bar. Y tú sabes los amiguetes empezaron a llamarme también Pepe Rompeolas y en el año 91, ya trabajando con Los Ulen, la compañía de Paco Tous, Pepe Quero y Friedhelm, que en gloria esté, Alberto Pettenghi, el hermano de Pepe, buscándole un nombre a mi clown le pusimos Pepe Ola, y desde entonces me conoce todo el mundo por ese nombre.

-Entonces detrás de Pepe Ola está...

-José Fernando Rodríguez (ríe). Y, de hecho, te voy a contar una anécdota que tiene su gracia. Sería el tercer o cuarto año que estaba yo de profesor en la Escuela de Verano de la Universidad de Cádiz y detecto que ese año se habían matriculado dos o tres personas al curso, cosa que me extrañó mucho porque en ediciones anteriores tenía a 15 mínimo. Así que le hecho un vistazo a la convocatoria y veo que habían puesto el curso impartido por José Fernando Rodríguez Diego. Claro, no me conocía nadie. Ya se cambió en la web y empezó a apuntarse la gente.

-¿Cuándo se instaló definitivamente en Sevilla?

-Yo terminé los estudios en el año 90 y aproveché toda la eclosión de la Expo que fue una época brillante hasta el año 93 que, sinceramente, me vine a Cádiz porque estaba muy contento en Sevilla, porque las cosas nos iban bien y teníamos ganas de volver a Cádiz y hacer algo aquí. Y este año se han ido los dos, Juan Bellido y Jesús Morillo, con los que me vine y junto con otra gente de aquí quisimos hacer algo grande. Tan grande como que al final se desvaneció... Yo decidí quedarme aquí y fui haciendo cosas y en el 95 hicimos Teatro Ebrio, que fue un pelotazo... Y nada estuve aquí haciendo diferentes cosas y ya en el año 2009, sobre todo por temas de televisión y de cine, nos dimos cuenta que pasábamos la mayor parte de la vida en la autopista Cádiz-Sevilla, y desde entonces vivo allí. Aunque como Cádiz y Sevilla están tan cerca me vengo por aquí siempre que puedo y, para mi dolor, el trabajo lo tengo allí.

-Monta su empresa de casting a finales de los 90, ¿cómo surge?

-Pues entonces yo tenía la compañía de teatro aquí en Cádiz y a la vez hacíamos servicios para el espectáculo. Nosotros trabajábamos mucho con el teatro Falla y con productoras que venían a Cádiz hacíamos trabajo de campo, lo que te decía antes, alguien dedicándose al teatro en Cádiz..., tenía que hacer todo lo posible por sobrevivir. Y un día me llama un productor, que a día de hoy es amigo mío y a día de hoy dice que no sabe de dónde sacó aquel teléfono, para una película de Gerardo Herrero en Barbate y Zahara de los Atunes y dije por qué no, y probamos, funcionó y a partir de ahí surgió la cosa.

-¿Habla de 'Los aires difíciles'?

-Sí, señora... Y a partir de ahí empezamos a hacer publicidad, y cosas muy gordas como la serie Allí abajo, desde el primer momento la estamos llevando, algún capítulo de El ministerio del tiempo, la serie Entre olivos, ahora hemos hecho el casting de figuración de la próxima película de Fernando Colomo aquí, y hay una serie nueva en Málaga que también vamos a asumir... Bueno no va mal aunque tampoco somos un negocio muy boyante... Ha cambiado mucho la cosa...

-¿Y eso? ¿Por qué?

-Sobre todo porque ha entrado un nuevo convenio colectivo para figuración, cosa que es de agradecer, que desde 2016 incrementa un 30% el salario del figurante, cosa que es de necesidad, pero el productor no quiere dejar de ganar, con lo cual ese 30% siempre nos lo quiere quitar a nosotros, que somos proveedores. Pero bueno, mientras no nos quiten la ilusión, aunque a veces lo consigan, seguiremos para adelante.

-¿Qué busca en un actor?

-Lo que necesita el director (ríe). Si el director soy yo, lo que necesito es compromiso, que no es llegar a buena hora a los ensayos nada más, sino tener la capacidad de abrirse y tener la confianza suficiente en lo que el director le pida. Pero fundamentalmente en mi trabajo ahora busco lo que busca el director. Por ejemplo, ahora hemos estado en la última película de Benito Zambrano y fue un trabajo muy interesante porque buscaban niñas menores que tuviesen capacidad de juego pero con malicia, que pudieran entrar en un juego triste, así teníamos que tener muchísimo tacto para encontrar, que las encontramos, chicas con cierta madurez personal y que supiesen dar la distancia de la realidad y la distancia de la mentira. Fue complicado.

-¿Echa de menos actuar o mata el gusanillo por algún lado?

-Cuando puedo lo mato pero lo que ocurre que no me puedo comprometer porque yo trabajo todos los días, entonces un grupo que tenga actuaciones una semana, qué te digo, en el País Vasco, pues yo no podría tener esa disponibilidad. En cine hago alguna pinceladita que no destaque mucho, y en teatro, el último espectáculo que hicimos fue en homenaje a Los Ulen y ahí sí me lo tenía que sacar de dentro porque se lo había dedicado a mi maestro, a Friedhelm, pero lo hice desde la más absoluta discreción. Y, bueno, yo me siento en forma, y esta profesión me ha dicho en los treinta y tantos años que llevo que cuando estás haciendo una cosa, de pronto, te lleva a otra.

-Atrévase. Los más completos actores y actrices españoles de la actualidad.

-A mí me sigue abriendo las carnes Antonio de la Torre, pero también está José Luis García Pérez, Paco Tous, que está en todas las esquinas, y Manuel Morón. Y actrices, Belén López, Cuca Escribano, Inma Cuesta, María León y Natalia de Molina. Esto es difícil, ¿eh?

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