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La gran pintura figurativa a escena

arte

La Muestra de Pintura llega a su quinta edición con un extraordinario ramillete de artistas, todos primeros espadas en el género figurativo, al que acceden desde posiciones muy diversas

Obra de Blanca del Río incluida en la muestra.
Bernardo Palomo

20 de agosto 2011 - 05:00

Una de las citas obligadas de estos veranos gaditanos de gran sequía expositiva es la Muestra de Pintura que tiene lugar en el bello patio de armas del Castillo de Santiago de Sanlúcar de Barrameda. Desde hace unos años, los espacios expositivos de este castillo que dice la historia fue el sitio desde donde la reina Isabel la Católica vio por primera vez el mar, se han ido mejorando y hoy nos encontramos varias salas con muchas posibilidades para acoger cualquier tipo de manifestaciones artísticas. Tantas posibilidades encontramos en ellas que no nos parecería demasiado descabellado una programación continuada durante todo el año. Sanlúcar da para eso y para más. Sólo hay que saber elegir y mantener unos esquemas de absoluta calidad y rigurosidad.

Este año, la Muestra llega a la quinta edición y para ello se ha buscado un extraordinario ramillete de artistas, todos primeros espadas en el género de una pintura figurativa, a la que ellos acceden desde posiciones muy diversas y planteando los máximos y variados registros de una realidad positivada con todos los argumentos representativos. Fermín G. Villaescusa nos sitúa en su dominio absoluto de los paisajes de interior, con esos exquisitos patios, auténticas piezas de coleccionista que el artista jerezano plantea con solvencia absoluta del que es pintor de contrastada calidad. David Maldonado nos conduce por ese también paisaje de exacta pincelada y soberbio manejo de los colores extremos, asuntos pictóricos que convencen unánimemente por su particular sincronía entre la realidad y sus desenlaces cromáticos; además de unos desnudos de poderoso expresionismo formal. Nacho Estudillo nos reafirma en el convencimiento de que estamos ante uno de los mejores nuevos artistas de la zona. Para esta ocasión se ha centrado en unos sutiles y expresivos asuntos equinos, ejecutados con exactitud del que domina la técnica y plantea con precisión cualquier asunto por complejo que fuera. Fernando Pemartín asume su entidad de pintor abstracto, con una pintura de acertada estructuración cromática y fuertes efectos evocadores. Los campos de color son rotos por contundentes pinceladas que potencian el carácter de la forma plástica y dan sentido a un arte no imitativo pero que abre las compuertas de la referencia. Rocío Cano nos envuelve con su pincelada casi gestual, su paisaje de contundente expresionismo y su indiscutible sensibilidad pictórica. Domina los grandes y pequeños formatos; sabiendo en cada momento dar sentido a una pintura que ella ya ha conseguido dotarla de personalidad propia. Por último; Mercedes Díez consigue adentrarnos por ese difícil terreno donde la realidad pierde sus concreciones para patrocinar una nueva dimensión estética, en la que lo que se presiente está por encima de lo que se representa. Paisajes poderosos, llenos de sentido expresionista, a un paso de la abstracción que consiguen patrocinar el máximo carácter pictórico Y junto a ellos dos espléndidos descubrimientos: Marianela Ruiz y Blanca del Río. En la primera, el paisaje plantea un poderoso y atractivo compromiso colorista. Estructuras de color muy exquisitamente acondicionadas relatan los mejores registros representativos, asumiendo la fortaleza cromática para dar sentido a un paisaje de bellísima conformación plástica donde continente y contenido están perfectamente conjugados y puestos en escena Por su parte, Blanca del Río nos ofrece el estamento pictórico más atrevido de la muestra. Cartonajes de embalar sirven de soporte a una pintura donde el dibujo clásico es yuxtapuesto a la fuerza extrema de las texturas. Contrastes determinantes entre el concepto y la forma que crean un atractivo juego de intenciones. Dos artistas, en definitiva, a las que hay que seguir por sus acertadas maneras y por aglutinar en su trabajo muy buen hacer pictórico. En conjunto una espléndido exposición de artistas que saben lo que hacen y lo que quieren y que nos hacen partícipes de una pintura con mucho, mucho atractivo.

Sanlúcar se convierte, como siempre, en lugar único de peregrinación. Además de todo lo bueno que ofrece por Bajo de Guía, la Calzada, el Barrio Alto o la Plaza del Cabildo, en el Castillo encontramos una oferta pictórica de mucha envergadura. ¡Aprovechémosla que no hay mucha!

Castillo de Santiago Sanlúcar

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