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"Eso de enamorarme lo he sentido delante y detrás de las cámaras "

Pablo pineda. actor y educador

Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián y ogulloso de ser la primera persona con síndrome de Down en recibirlo, deja caer una aclaración previa. "No soy actor, no es mi oficio.

Pablo Pineda, a su llegada al aeropuerto de Málaga tras ganar la Concha de Plata en San Sebastian.

29 de septiembre 2009 - 05:00

El día en que su presencia pase desapercibida y sus méritos no sorprendan, Pablo Pineda (Málaga, 1975) se sentirá recompensado. Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián y ogulloso de ser la primera persona con síndrome de Down en recibirlo, deja caer una aclaración previa. "No soy actor, no es mi oficio. Lo he hecho porque me gustó la historia". Antes, durante y después de su primera película, sigue con su principal labor, "concienciar sin parar a la gente de que no nos etiqueten de deficientes". Ayer fue recibido por el alcalde malagueño, Francisco de la Torre.

-¿Cómo le cogió la noticia del premio al mejor actor?

-Con mucha emoción, no me lo esperaba. El viernes, cuando acababa de bajar del avión en Málaga, me llamaron y me dijeron: "Vuélvete, que te hemos dado el premio". Me quedé sin palabras. Pensé que se lo darían a Lola Dueñas, porque es un pedazo de actriz, y a los directores, pero no a mí que acabo de llegar a este mundo.

-¿Le llega a sobrepasar tanta fama y atención mediática?

-Un poquito sí, la verdad. No he parado de hacer entrevistas. Me choca bastante. No he firmado más autógrafos en mi vida.

-Yo, también cuenta una historia de superación personal y amor entre usted y la chica que encarna Lola Dueñas. ¿Qué quiso transmitir?

-Pues que a las personas con Down se nos tiene que mirar con otros ojos y acabar con esa actitud paternalista y de sobreprotección. Aún hay muchos prejuicios. No tenemos por qué dar pena ni ser el centro de atención. Llegará algún día en el que no seamos noticia.

-Poder enamorarse, como en la pantalla, de cualquier persona... ¿Es otro de sus sueños?

-Tener pareja sería fabuloso, otra de mis recompensas. Yo he vivido ese enamoramiento de la película en la vida real. Y sufres mucho, más por tener síndrome de Down. Uno de los mensajes que se dejan caer es precisamente ese: nosotros podemos y debemos amar y tener sexo, algo que siempre se nos ha negado.

-¿Cómo ha afrontado la experiencia de la interpretación y cuál ha sido el momento más difícil?

-Ha sido un trabajo muy de sentimientos, de ponerme en la piel de otra persona. He contado con un coach que ha estado cinco semanas en Sevilla y Madrid codo con codo conmigo, sobre todo, trabajando los diálogos. Al final se ha convertido en un grandísimo amigo, prácticamente en mi confidente. Ha sido también mi paño de lágrimas.

-¿Por qué? ¿Pensó en algún momento en tirar la toalla?

-Sí. Sobre todo en las escenas más emotivas. Ahí reconozco que se me revolvía todo, recordaba muchas vivencias y no podía evitar llorar. Pero salí adelante gracias a todo el equipo y, sobre todo, a Lola Dueñas que me ha querido mucho. Hemos llorado y reído juntos.

-Tiene la carrera de Magisterio y está a punto de terminar la de Psicopedagogía. Lo del cine, ¿ha sido sólo una aventura?

-Me ha llevado mucho tiempo sacar adelante mis estudios. Llevo tres años sin trabajar y la verdad es que tengo mono de dar clases. Me quedan cuatro asignaturas para acabar la segunda carrera y no lo voy a dejar. Mi recompensa máxima sería poder dar clases, he estudiado Educación Especial para poder ejercer. Aunque si me ofrecen otro guión, lo leeré, lo pensaré y sopesaré si me conviene o no.

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