Negro sobre negro

“Sería demasiado simplista culpar de las violaciones grupales al porno”

  • Ana Martínez Muñoz ha escrito ‘Valencia roja’, su ópera prima, donde construye una intensa trama policial en torno al cine para adultos

Ana Martínez Muñoz con un ejemplar de su primera novela, que está resultando todo un éxito.

Ana Martínez Muñoz con un ejemplar de su primera novela, que está resultando todo un éxito. / Alfaguara

Es difícil escribir una primera novela tan redonda como la que ha firmado Ana Martínez Muñoz. Valencia roja (Alfaguara) ha sorprendido gratamente a miles de lectores con una historia que va más allá de la intriga policiaca para adentrarse en la crítica social hacia el mundo de la pornografía y la prostitución. Esta semana la autora valenciana ha concedido una entrevista a este diario en la que ha hablado, entre otras cosas, de cómo nació su primer libro.

–¿Cuándo decidió que su primera novela giraría en torno a lo que esconde el negocio de la pornografía y la prostitución?

–Lo cierto es que cuando me embarqué en este proyecto, ni siquiera sabía si acabaría de escribir la novela y no imaginaba que pudiera llegar a publicarla. Elegí la pornografía y la violencia sexual como trasfondo con la única intención de investigar sobre ello. Primero pensé en abordar algún tema relacionado con la mercantilización del cuerpo de las mujeres, de lo que emergió el de la violencia sexual y, a partir de este, la pornografía por algunos de sus patrones violentos y de cosificación de la mujer.

–Durante el proceso de documentación de la novela ¿ha encontrado testimonios que pongan la voz de alerta en la práctica de bukkakes en la que hombres, de diferentes edades y condición social, son capaces de humillar a una chica?

–Fue precisamente al documentarme cuando leí sobre esta práctica, y me pareció tan repulsiva, que creí que debía aparecer en la novela. No conocía su existencia hasta que me adentré en este proyecto y leí un ensayo en el que la descubrí. Luego, indagando por Internet, encontré varios testimonios que ponían los pelos de punta.

–¿En qué momento entendió que llevaba dentro este libro y que tenía que sacarlo?

–En los últimos años no paraba de escuchar en las noticias cada vez más casos de violaciones grupales, agresiones sexuales a menores, a chicas borrachas o a las que habían drogado previamente para perpetrar la agresión. Sin embargo, al comentarlo con personas de mi entorno, observé que no se estaban relacionando estos casos con algunos patrones de agresividad, de degradación de la mujer y de conductas violentas en el ámbito sexual que se dan en la pornografía que se consume mayoritariamente en internet a edades cada vez más tempranas; ni con la deficiente educación sexual que están recibiendo los más jóvenes. Aunque si se sacaba el tema, sí que existía un dilema moral en el que cada cual exponía su visión y que generaba cierta polémica o rechazo. La curiosidad por indagar en estas cuestiones fue lo que me llevó a escribir esta historia y no otra.

–Su novela no es apta para todos los estómagos. ¿Entiende que la única manera de concienciar a la opinión pública es precisamente mostrando esa cara más fea del negocio del porno?

–Aunque la novela tiene pasajes duros, la realidad no se queda atrás. Creo que es importante escarbar en ciertos aspectos para que salgan a la luz.

“Lo que relato sucede en la vida real y no va a dejar de existir por mirar hacia otro lado”

–¿Cree que existe una relación directa entre el aumento de violaciones en grupo y el consumo descontrolado de pornografía por parte de los jóvenes?

–No sabría decirle, pero lo que sí sé es que existen vídeos pornográficos que emulan este tipo de actos. Sería demasiado simplista echarle toda la culpa al porno, sin embargo, que estas conductas aparezcan ficcionadas y se asocien con el placer, creo que no ayuda demasiado a los jóvenes.

–Valbuena, el policía maduro padre de dos adolescentes, es un poco la voz de la conciencia que nos habla desde sus páginas. ¿Cómo de necesario es que padres y educadores alerten a los jóvenes de los peligros del consumo sin control de esa pornografía cada vez más violenta contra las mujeres?

–Pienso que, en general, es necesario conocer lo que puedan estar viendo nuestros hijos en Internet, no es algo exclusivo de la pornografía. En la red existen numerosos contenidos que podemos considerar inapropiados para ellos, con comportamientos sexistas, xenófobos o discriminatorios de cualquier tipo; o incluso algunos que pueden llegar a promover la autolesión. Contenidos a los que pueden acceder de forma accidental (un anuncio emergente, una ingenua búsqueda o un juego gratuito, por ejemplo) y que chocan con la educación que nosotros, como padres, queremos darles.

–¿Qué piensa de quienes piden legalizar la prostitución y de los que, por contra, abogan por imponer penas a los clientes?

–Es una cuestión de difícil respuesta y no sé si soy la persona más adecuada para responder a esta pregunta. La prostitución y la trata asociada a la misma aparecen en la novela, pero no es el tema de trasfondo principal. Además, he puesto especial cuidado para que el narrador no emita juicios de valor. Son los personajes los que dan sus distintos puntos de vista, en forma de diálogo o a través de sus pensamientos, para que el lector saque sus propias conclusiones. Sin embargo, sí que puedo decir que según lo que he leído durante el proceso de documentación, en otros países en los que se ha legalizado la prostitución con el objetivo de evitar la trata de personas con fines de explotación sexual, se ha podido constatar que esto no es del todo real. La trata sigue existiendo a pesar de la legalización.

–¿La única manera de luchar contra la trata de seres humanos es perseguir a quien está dispuesto a violar impunemente a cambio de dinero?

–La trata de personas es la esclavitud de nuestro siglo y, por desgracia, suele afectar a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad de la que se aprovechan sus explotadores. Pero no solo se da en el ámbito sexual, sino también en el laboral o en el tráfico de órganos. Al final, el beneficio económico siempre está detrás de este tipo de delincuencia y mientras haya demanda, habrá trata. Sin embargo, no creo que haya una fórmula única y definitiva para acabar con este tipo de actos delictivos.

–Su ópera prima ha sido tan bien recibida que incluso se han vendido los derechos de traducción a Italia o Francia antes de su publicación en España. ¿Le ha sorprendido?

–Ni en mis sueños más ambiciosos habría imaginado un escenario así. Cuando comencé con la escritura de la novela pensé que, si lograba terminarla, optaría por la autopublicación, porque no creí que una editorial de la talla de Alfaguara pudiera interesarse por ella. Haber traspasado las fronteras, ver traducido el texto a otros idiomas y con unas editoriales tan importantes, me parece absolutamente increíble.

–¿Siempre se ha sentido atraída por la novela negra?

–Sí. Lo cierto es que, aunque leo de todo, la novela negra la disfruto mucho. Las novelas distópicas también me atraen bastante. Supongo que los temas de trasfondo y la crítica social que se suelen encontrar en ambos géneros es lo que hace que me gusten tanto.

–Su novela es muy valiente, no sólo en el tema a tratar sino en el lenguaje que utiliza y las situaciones que relata. ¿No temió que esto pudiera jugar en su contra en una sociedad cada vez más mojigata?

–Creo que la verosimilitud es importante y el lenguaje debe adecuarse al hablante. Las situaciones que relata la novela suceden en la vida real y no van a dejar de existir porque miremos hacia otro lado. Sin embargo, he tratado de exponer tales situaciones sin caer en la sordidez y el morbo gratuitos, sin recrearme de forma innecesaria.

–¿Se ha inspirado en algún productor de cine para adultos en concreto para crear el personaje de ese ser sin escrúpulos y depravado que es Miguel Murillo?

–No me he inspirado en nadie concreto, pero sí he visto entrevistas y reportajes de varios productores, actores y demás personas relacionadas con la industria del cine para adultos para poder dar vida a los personajes.

–Dígame una cosa para terminar. ¿Habrá nuevo caso para la inspectora jefa Nela Ferrer y sus compañeros?

–Esta novela es autoconclusiva y, de momento, vamos a ver cómo evoluciona. Algo tengo en mente, pero aún es pronto.

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