Cinco colores para el flamenco

Diego Villegas, en la Bienal de Flamenco en Sanlúcar, expone en una paleta los tonos flamencos que va mezclando con los colores de sus instrumentos, mirando al exterior por la potente ventana de los decibelios y la tensión de la guitarra y el bajo eléctricos

Diego Villegas, durante su actuación en Sanlúcar. / J.S-F.
Jesús Sánchez-Ferragut

26 de agosto 2021 - 07:00

Diego Villegas, sanluqueño virtuoso de la flauta, saxo tenor y soprano, clarinete y armónica, abrió con su concierto la parte musical de la II Bienal de Flamenco de Cádiz. Fueron dos horas de espectáculo para su público sanluqueño presentando su último trabajo Cinco.

Vino a Sanlúcar acompañado de la Electro-Acoustic Band, una excelente banda en la que los integrantes son músicos con una consolidada experiencia en el mundo del flamenco: Manuel Muñoz, ‘Pájaro’, a la percusión; Keko Baldomero, guitarra; Fernando Clemente al violín; José Recacha, guitarra eléctrica; Javi Ruibal, batería; Popo al bajo; y los cantes y coros de Caridad Vega, Sonia Sarmiento y Noelia Vílchez. La banda sonó empastada, potente y muy rodada, y Villegas no paró en toda la noche de jalearla y destacar sus cualidades ante el público de la Bienal de Cádiz en Sanlúcar.

El trabajo que presentó Diego Villegas, ya anunciado en la Bienal de Sevilla durante 2020, gira a mi modo de ver sobre tres vértices: el virtuosismo del propio Diego, desplegado en los cinco instrumentos que toca; sus composiciones, inspiradas en las vivencias personales de sus viajes, engarzando músicas del mundo con las texturas del flamenco, que es el lenguaje musical expresivo de Villegas; y el tercer vértice es la potente Electro-Acoustic Band que le acompaña, que abre una ventana aún por explorar a fondo en el flamenco. El trabajo incluye ocho temas, aún no comercializados en disco, basados en alegrías, soleá, tangos, rumbas, guajiras y seguiriyas.

Como si de una pintura se tratara, Diego expone en una paleta los tonos flamencos que va mezclando con los colores de sus instrumentos, mirando al exterior por la potente ventana de los decibelios y la tensión de la guitarra y el bajo eléctricos. Sumando los recursos naturales de los instrumentos que suenan en el escenario, con los estilos que más juego les han dado: Al saxo soprano le exprime las razones de Claude Debussy, a la vez que a la guitarra le pide la fuerza de los grupos de rock ingleses o del mismísimo Santana…

El resultado es muy bueno, y prometedor. Es otra vía por explorar en el flamenco. Senda que dejaron inconclusa los míticos Triana, y a la que no se ha acercado Jorge Pardo ni otros músicos de jazz.

La nota de color la puso, como artista invitada, su hermana Raquel Villegas, al baile, que tuvo varios momentos flamencos, y uno muy especial, inspirado en Japón y en su flauta tradicional, el ‘shakuhachi’.

Diego Villegas triunfó en su Sanlúcar natal, justo donde desemboca el Guadalquivir, ante su público sanluqueño, que lo ovacionó.

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