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La amenaza vuelve a llegar desde el espacio exterior

CINE

Se estrena 'Skyline', película de los hermanos Strause que vuelve a recuperar el género de invasiones extraterrestres con innovaciones que quieren actualizarlo

Las naves biológicas de 'Skyline' atacan nuestro planeta.
Por Javier Miranda

26 de noviembre 2010 - 05:00

Por si no fuera poco con las amenazas del terrorismo global, el calentamiento global, el caos económico y demás terrores de este agitado comienzo de milenio, vuelven los extraterrestres a darnos la vara. Skyline, que se estrena hoy en medio de un gran secretismo -los productores han soltado la información con cuenta gotas y el trailer que se ha visto en las salas estas semanas atrás decía lo justo y necesario- vuelve a un género que ha dado grandes sumas de dinero al cine. La ortodoxia dice que las películas de invasiones extraterrestres surgen en épocas especialmente paranoicas en la historia humana.

Así, en los años 50, cuando el miedo a la invasión soviética y a la bomba atómica, prosperó con agresores verdes significando los agresores rojos. En los 70 cambió la tendencia gracias a Spielberg, que se convirtió en adalid de la alianza de civilizaciones extraterrestres con Encuentros en la Tercera Fase y E.T. Pero a partir de los años 90 la tendencia cambió, con la militarización creciente de la política mundial, y de nuevo empezaron a venir del espacio exterior para zurrarnos. Independence Day, está película que siempre deja la duda de si en realidad era una monstruosa parodia, inició el movimiento. Lo malo es que el propio Spielberg se unió a la cruzada y tragándose sus mensajes pacifistas anteriores rodó una de sus peores películas, una actualización de la novela de Wells La guerra de los mundos, con alienígenas con aspecto de insecto y chillones como mandan los cánones de la repulsión en el género. Hasta J.J. Abrams, este curioso sujeto que siempre hace unos productos tan aparentes en televisión y cine, se unió a la moda con Monstruoso.

Skyline sigue esta tendencia, aunque con un toque original. Como en Independence Day, las naves extraterrestres se sitúan sobre las ciudades, pero no hay rayos de la muerte ni desembarcos masivos. Más prácticos, prefieren absorber en masa a los terrícolas y a saber qué les pasa. Este film es un proyecto de sus directores, Greg y Colin Strause, que se unen a la tradición de hermanos que hacen películas al alimón. Empezaron como técnicos de efectos especiales -suyos son los de 2012, 300, Iron Man 2, además de participar en el festín de Avatar- y se pasaron a la dirección con un desastroso film, Alien vs Predator 2. Ellos quedaron tan machacados con la experiencia que decidieron que en su siguiente película tendrían todos los poderes en su mano. Así que Skyline se la han producido ellos mismos, además de dirigirla. Eso ha hecho que el proyecto se acelerase y en un año estaba hecha. Otra variante que los Strause han introducido es hacer de sus extraterrestres un todo biológico. No hay naves que sean máquinas, sino que viajan en organismos vivos, y muestran una gran y repelente cantidad de alienígenas bien estructurados según su función. Y es que un género tan gastado no hay más remedio que innovar. Algo que no parece que afecte al guión, que sigue presentando un esquema bastante clásico. Una noche unas extrañas luces que vienen del cielo hacen que la población de Los Angeles salga a la calle a ver qué pasa. Es entonces cuando son absorbidos por una fuerza extraterrestre que les succiona hacía arriba. Tras esto, un ejército de alienígenas desembarca para cazar a los supervivientes. Entre ellos, un grupo de amigos reunidos para celebrar un cumpleaños y que empieza la lucha por escapar de la amenaza.

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