María Victoria Alcaraz| Directora Teatro Colón de Buenos Aires

"Los argentinos tenemos en la cultura nuestra estructura de base y de vida"

  • Ha sido la primera mujer en 110 años en dirigir uno de los teatros más importantes mundo, desde donde trata de romper prejuicios, abrir las puertas y salir en busca de nuevos públicos

  • Este lunes ha presentado el número 19 de la revista 'Periférica' en Cádiz

María Victoria Alcaraz, directora del Teatro Colón de Buenos Aires, en el Hotel Las Cortes de Cádiz.

María Victoria Alcaraz, directora del Teatro Colón de Buenos Aires, en el Hotel Las Cortes de Cádiz. / Lourdes de Vicente

-Ha venido a Cádiz desde Buenos Aires a presentar la revista ‘Periférica’, una publicación única en su género. ¿Qué le parece?

–Para Latinoamérica es una referencia importante y de consulta para ver por dónde van las ideas. En general los gestores culturales estamos muy pendientes de qué sucede en España y en Europa porque son modelos de gestión y aplicación de políticas culturales, pues van diez pasos por delante.

–En un artículo que usted escribió para ‘Periférica’ valoraba el elemento identitario territorial como algo fundamental en las políticas culturales. ¿Cómo vive el argentino su cultura, sus equipamientos y su Teatro Colón?

–Los argentinos nos aferramos a la cultura como una balsa que nos permite navegar en aguas turbulentas, pero sin ser demasiado conscientes de ello. En todas las casas hay alguien que aprende a tocar un instrumento, algún tipo de danza, que ve mucho teatro o es fanático del cine. Así que como hacedor o como público, los porteños tenemos en la cultura nuestra estructura de base y de vida, y yo sostengo que es lo que nos ha permitido atravesar momentos muy difíciles.

–¿Como por ejemplo?

–En 2001 que fue la gran crisis política y económica, yo dirigía el Centro Cultural San Martín que está muy cerca de la Avenida Corrientes, por donde pasaban todas las manifestaciones todos los días, con gente enfurecida que tiraba piedras y rompía vidrieras. Pues nunca nadie arrojó una piedra sobre el Teatro San Martín, que tiene su fachada de vidrio.

–Entonces, sienten la cultura y sus espacios como suyos.

–Sí, y si esto es un ejemplo trágico de la importancia que tiene, ejemplos felices también hay muchos. Como la cantidad de público en todas las salas, en las de teatro independiente, comercial, en la ópera, el under... Y es un público además muy generoso que expresa inmediatamente lo que siente.

–En este ambiente tan amable y favorecedor para la cultura, cuando afrontó la dirección del Colón. ¿Cuáles fueron sus primeras grandes decisiones?

–Por un lado, al ser la primera mujer en dirigir el Teatro Colón traté de poner el toque femenino que muchas veces pasa por aquietar las aguas y hacer una escucha activa de qué les pasaba a los casi 900 trabajadores del teatro. Por otro, venía de ser subsecretaria de Patrimonio y, antes, de dirigir el Centro San Martín, es decir, gestión pura y dura. Así que me propuse romper prejuicios que muchos explotaron, como que era un teatro de elites, que hay que saber, tener una situación socioeconómica específica, etc. Traté de mostrar que es para todos, que hay que ser tan sensible para ir a una milonga de tangos, como a una exposición, a un festival de jazz o escuchar música clásica en el Colón.

–¿Y cómo planteó atraer la atención de todos?

–Tenemos un eje muy fuerte en la gestión dedicada a los nuevos públicos, a fortalecer lo que tenemos y a tratar de recuperar a los abonados que se fueron, a los que les gusta pero económicamente no pueden acceder, a los niños, las familias, los turistas etc. Y empezamos a diseñar propuestas específicas para cada uno, en algunos casos con abonos más baratos, grandes descuentos, y mucho para niños. El ejemplo ha sido la colonia de vacaciones para ellos este verano, que fue una experiencia maravillosa con 200 niños durante un mes. Propusimos El Quijote y La Cenicienta y contamos cómo se cuenta, cómo se canta, cómo se conforma una orquesta, la escenografía, el vestuario... Esos niños se fueron sintiéndolo como propio y son los primeros integrantes de un club de chicos del Teatro Colón.

–El Colón cuenta con producción propia y es de los pocos que mantienen los oficios de artesanos. ¿Cómo funciona esta maquinaria?

–Es un teatro fábrica, tiene la capacidad de hacer todo lo que se ve arriba del escenario. Escenografía, pelucas, zapatos, joyas, vestuarios, utilería... y para ello tiene un equipo de artesanos y profesionales que es lo que lo hace aún más valioso, al ser de los pocos teatros históricos que siguen produciendo todo igual que en 1908. Esto, aparte de ser un maravilloso contenedor, una sala para 2.700 personas, muy versallesco, haciendo además un arte europeo allí en el fin del mundo, por lo que tenemos que hacer un esfuerzo para ver qué se hace y las tendencias.

–Y con un presupuesto que debe ser muy elevado.

–Un presupuesto que es importante, pero lo más importante es que se auto financia al 100 por cien.

–Dicen que nuestro Teatro Falla suena maravilloso por su pozo de mareas. ¿Qué hace que el Colón tenga una acústica que definen como perfecta?

–Los constructores de final del XIX y principios del XX lograron una acústica que hicieron que cantantes como Pavarotti o Maria Callas destacaran como de las mejores del mundo. Y tiene que ver con telas, alfombras, cortinados, madera etc. En la reforma de 2006 a 2010 se desarmó y armó midiendo la acústica, monitorizado con especialistas. Fue muy interesante.

–Como experta en gestión de políticas culturales. ¿Es fundamental la mano de la mujer?

–Sí, en políticas y gestión. Esto de que yo destaque por ser la primera mujer en dirigir el Colón en 110 años no nos debería poner felices, y ahí va mi apuesta en no ser la última y en que haya más mujeres al frente de las instituciones.

–¿Cómo vivió Buenos Aires el 8-M?

–Estamos asistiendo a un momento que es bisagra en relación a los feminismos, que sostengo que es feminismo en plural y no en singular, pues cada mujer tiene algo que decir y cada cuál elige un camino. En Argentina la mujer está empoderada y ahora lo manifestamos con convicción y pasión.

–¿Alguna novedad que nos pueda desvelar del Teatro Colón?

–Como parte de nuestra estrategia abrimos las puertas del Colón pero también hacemos que salga. Y este año estamos programando importantes salidas en la Argentina y en el exterior. En fin de año hicimos un concierto en ciudad Mar del Plata, a la que fueron 100.000 personas. Y esto nos advierte de que no hay públicos sabedores de algún secreto que permita disfrutar de un concierto de orquesta y coro, sino personas sensibles que quieran disfrutar y entregarse al arte por un rato.

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