45ª muestra cinematográfica del atlántico alcances 3 Programación

Strummer, el ferretero

  • El líder de los Clash encontró la paz y el final de su ciclo autodestructivo al descubrir las playas del Cabo de Gata y la ciudad de Granada. Un documental cuenta ese hechizo

Spanish bombs in Andalusía... oh my corasooon... garsía lorca... Empotrada en la obra maestra de los Clash, el doble London Calling, se encontraba el Spanish Bombs, el canto de este trío que era y no era punk a los muertos de la Guerra Civil española. The Clash bebían de centenares de fuentes a la hora de hacer música y con ese eclecticismo se convirtieron en el gran fenómeno de masas que fueron a finales de los 70 y principios de los 80. Entre esas fuentes se encontraba la mitificación de España como lugar de martirio. El alma de ese combo inolvidable era un personaje complejo, inquieto, desquiciado y saltarín, de ideología confusamente izquierdista. Su nombre era Joe Strummer.

El tradicional ciclo musical de Alcances proyecta mañana en la gran pantalla Quiero tener una ferretería en Andalucía, que narra la estrecha relación que tuvo Strummer en sus últimos años con el Cabo de Gata y con Granada, donde ahora tiene una placita que le recuerda doce años después de su fallecimiento. No hay intelectual oficial granadino, ahora tan serios -Lapido, García Montero, etc., etc.- que no recuerde el paso de Strummer por la ciudad, donde, dicen, encontró la paz y quiso ser ferretero, que no es una profesión a desdeñar.

El documental firmado por Carles Prats tiene la virtud de pasear la cámara por delante de los ojos de gente corriente cuya misión es recordar qué hacía ese estrafalario extranjero, que se hizo amigo de todo el mundo, por estas tierras. Si antes de ver este simpático documento revisamos la biografía de Strummer, que se condensa en otro buen trabajo cinematográfico, The future is unwritten, descubriremos al Strummer atormentado, al hombre que le asfixia su rol de estrella del rock, un rol que acabará destruyendo a los Clash. Entonces pasamos a este segundo acto y nos hallamos ante un Strummer relajado y sociable, un hombre normal, lo que él deseaba ser. Un ferretero, vaya, como ejemplo de ciudadano normal entre los normales con sus paisajes de tuberías y picaportes.

Por seguir completando al personaje, hay que mencionar I need a Dodge!, un documental más sobre Strummer en el que Nick Hall se introduce en un divertido juego: intentar localizar el coche que Strummer perdió en un garaje de Madrid en 1986. Es su huida una vez más y es su reencuentro con España, con Andalucía, que es lo que le devuelve al hombre que pudo ser ese niño que se truncó en una curva especialmente tonta del camino para hacerse célebre.

Mañana, a las 19,30, Alcances reconstruye esta figura mítica del rock and roll con un magnífico trabajo que emocionará a todos aquellos que, como un servidor, nos bañamos en sudor bailando el Should I stay or should I go y más tarde fliparon con esa extraña pieza de aromas berebers que fue Rock the Casbah. El Ejército americano utilizó aquella canción, como si fuera Robert Duvall con Las Valquirias en Apocalypse Now, para aporrear con su bombas Bagdad en la Guerra del Golfo. Cuentan que aquello rompió el corazón al aprendiz de ferretero Joe Strummer, que por entonces ya vivía en Granada y volvía a creer en el rock and roll con la ayuda de unos granadinos que tenían como nombre el del número de información de la policía, 091.

Las otras dos propuestas del gen musical de Alcances son bien distintas. Silvio Rodríoguez tiene mucho cartel en un determinado Cádiz y gustará Silvio Rodríguez, ojalá, un convencional biopic del cantautor cubano. La película es la habitual conversación con el artista mientras se encuentra de gira. se rodó en 2011, con lo que Silvio Rodríguez ya contaba con 65 años. Poco sorprenderá de la Cuba que nos va a narrar porque es la historia que tantas veces nos han contado, con sus ilusiones y sus desilusiones.

Más original es The Swell Season, que también se proyecta hoy. Narra la historia sentimental entre dos sencillos músicos, un trovador irlandés, Glen Hasard, y una pianista checa, Marketa Irglova, a los que les cambia la vida que una canción suya, Falling slowly, se lleve el Oscar en 2007, con lo que empieza una vida de giras y triunfos que les desbordan. Lo que era una bonita y sencilla historia de amor se transforma en una inmensa destrucción. El amor arrasado por la fama y esas cosas, lo que como reality da muy bien en la pnatalla, si bien se cuenta con sensibilidad. Cinemanía distinguió The Swell Season como el mejor documental del año.

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