“Reproduzco con mis versos las historias que dibuja Klimt”
Amalia Vilches | Escritora
La autora publica ‘Versos para Klimt’ (Ediciones En Huida), un viaje al imaginario del genio austriaco a través de sus pinturas y dibujos
La nueva aventura literaria de Amalia Vilches la conduce otra vez al verso de la mano del pintor Gustav Klimt. La escritora se sumerge con su poemario en el mundo creativo del genio austriaco, se deja llevar por sus trazos, por sus colores y sus personajes, hasta plasmar en sus versos todo lo que la obra le sugiere. Versos para Klimt (Ediciones En Huida) se presentará el 15 de julio en el ECCO, en un acto de la Fundación Ory y con el periodista y con la presencia del periodista y escritor Juan José Téllez.
–Intuyo que este libro tiene que ver con una cierta fascinación por Klimt. ¿Cómo y por qué surge?
–En efecto, soy admiradora de Gustav Klimt desde hace años. Me han fascinado sus paisajes, sus flores, su fuerza y su desafío a las convenciones que una sociedad pacata quiso imponerle. Mientras que en París lo admiraban –Rodin por ejemplo–, que Francia le otorgaba la Medalla de Oro en su Exposición Universal, la universidad austriaca vituperaba enfurecida la realización de los encargos que le había hecho: las pinturas sobre la filosofía, la medicina y la jurisprudencia. El pintor supera toda idealización, bebe en Shopenhauer y en Nietzsche, se debate entre Eros y Tanatos, no idealiza sino que refleja en esas pinturas los periodos de la existencia humana, desde el nacimiento hasta la muerte. Ya en mi libro de relatos Hahabaura está Klimt en ‘El fantasma del lago Attersee’, el lugar donde pasó temporadas y que inmortalizó en sus cuadros.
–En cada poema hay algo más que una mera observación del cuadro. Me parece que hay una intención de formar parte de él: el de Holofernes es muy llamativo.
–La verdad es que no ha sido mi intención sentirme parte del cuadro, lo que hago es interpretar la pintura, inventarle la historia que me sugiere. En concreto, el poema ‘Judith’ cuenta un episodio sacado de la Biblia. Holofernes, general del rey de Babilonia Nabucodonosor, enviado por su señor, pone cerco a Betulia, una de las ciudades que no ayudó al monarca asirio cuando la necesitó. Esa noche ha invitado a su tienda a Judith, una hermosa viuda que vengará a Betulia, que lo embriaga y lo decapita mientras duerme. Yo pongo los hechos en boca de un narrador que luego deja paso a la voz del general que le habla a la seductora y nos cuenta su propia muerte. Lo que ocurre es que, sí es verdad, entro en el cuadro y él me sugiere lo que se esconde bajo sus imágenes.
–Hay mucha mitología, también figuras bíblicas... ¿Cómo ha tratado de plasmar tanto simbolismo pictórico en versos?
–Pues ya te digo, contemplando las pinturas, hablando con ellas, imaginando lo que pudo mover al autor. Klimt cuenta historias con sus pinceles y yo las reproduzco con mis palabras, con mis versos. Es lo que tiene lo pictórico, un poco como también le ocurre a la literatura. Es susceptible de lecturas distintas según la percepción y la experiencia del espectador o el lector. La pintura de Klimt es poesía, es narración, es también literatura. Además, en mis poemas hay también una labor de documentación. Hay que leer, informarse de lo que vivió el autor, cómo era el momento histórico que estaba viviendo, cuáles fueron sus gustos, sus costumbres. Mi libro cuenta con una breve introducción en la que recojo algunas de sus vivencias, el papel que desempeñó en aquella Austria que le tocó vivir, los problemas a los que se enfrentó. No lo hago con un fin didáctico, pues no soy especialista en arte, sino como mera información para quienes quieran adentrarse en estas pinturas que, ya lo digo al principio, deben visualizarse antes de leer los poemas que arrancan de ellos. Es fácil, solo hay que buscarlas en internet. Los dibujos, Klimt realizó más de tres mil, son más difíciles de encontrar, y varios poemas son una lectura de esos dibujos, muchas veces bocetos que luego concretó en diversas pinturas.
–Y hay una importante simbología erótica en los cuadros de Klimt. ¿Incluso muy femenina?
–El erotismo es una constante en sus cuadros y en sus dibujos. Con la mujer como protagonista, hay pocos hombres en sus cuadros, ese erotismo no me lo invento yo. Puedo matizarlo o añadirle imaginación. Ahí está Gustav Klimt en su estudio, con sus musas pululando hasta que encuentra el gesto, el movimiento, la mirada que luego plasmará o que lo motivará y le servirá de punto de partida para luego hacer con él lo que su genio le dicte. Y es verdad que parece ser que en sus cuadros la mujer no necesita apenas al hombre para sobrevivir, está por encima o se ríe de él, aunque haya veces, como en el famoso cuadro ‘El beso’, en que el hombre quizás la domine con su abrazo.
–Cada poema está encabezado por una cita literaria. ¿Qué quiere sugerir con ellas?
–No está elegida por casualidad, viene a cuento, porque está en íntima relación con la pintura o lo que yo interpreto de ella. ‘Judith’ se abre con unos versos de Lope de Vega que hablan de Betulia, o ‘Las amigas’ con otros que le he pedido prestados a Ana Rosetti de su libro Los devaneos de Erato, que leí hace muchos años...
–El último poema no habla de un cuadro.
- El libro se cierra con un poema en el que está Klimt en Attersee, en el lago desde el que, a bordo de una barca, con su caballete y sus pinceles, pintó sus palacios, su paisaje. Acompañado de su amiga Emily Flöge, para muchos su amante, los tendremos paseando, él con su túnica al viento, ella con otra de rayas, rematada con un damero en el borde, que le diseñó el pintor.
Yo los veo así: “Klimt toma de la mano a Emilie/y juntos, ella ligeramente/ más alta,/discurren por entre los perales de frutos/como sabrosas campanillas./Flota la amplia túnica/bajo un techo de hayas/con el suelo asfaltado de hojas secas,/y la mano de la mujer se entrelaza/con la mano/pincel/como un tronco a otro tronco/en el bosque, y se recrea entre los abedules/de la granja/o pasea por el huerto nocturno que se viste de tocones sombríos.” Ese Atter de las vacaciones y los estíos de un pintor prodigioso que todos deben conocer.
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