"Quiñones tuvo desde el principio una concepción política del flamenco"

Félix Grande habló de las relaciones del autor gaditano con el flamenco en su conferencia 'Las otras vidas del escritor'

Félix Grande, durante su intervención en la Casa de la Cultura.
Pilar Vera / Cádiz

26 de noviembre 2008 - 05:00

"Fernando Quiñones -comenta el escritor Félix Grande- tiene una vida como autor, como narrador, poeta, articulista y ensayista. Pero, también, tiene una vida casi tan importante como ésta, la vida flamenca".

Sobre las amplias relaciones de Quiñones con el flamenco habló ayer el poeta y flamencólogo en el IX Seminario Fernando Quiñones. Félix Grande, que fue introducido por Miguel Ángel García Arguez, subrayó la faceta de agitador cultural flamenco de Quiñones en una época en la que este arte sufría el rechazo tanto de la intelectualidad como de los medios: "Colocar un artículo o conseguir unos minutos en radio o televisión era impensable -rememora Félix Grande-. Y en esa época Fernando trabajó de un modo casi beligerante: hizo programas de televisión que ya están en la historia de la difusión flamenca y publicó libros fundamentales, entre ellos, alguno fundacional, como Los Cantes de Cádiz".

Quiñones tuvo, desde un principio, una concepción política del flamenco, "que quizá sea la canción protesta más duradera que se conozca, pues surge en el siglo XVIII y ya entonces tenía un fuerte componente social". Así, en algunos recitales flamencos de los sesenta y setenta, había policía esperando en la puerta, porque Menese daba un recital y se transformaba en un mitin, o cantaba Morente y citaba a Miguel Hernández. Confiesa Grande que a su acercamiento a Quiñones contribuyeron las afinidades de ambos en literatura y flamenco, así como el ambiente antifranquista de la época: "Esas tres dimensiones de la vida nos hicieron casi hermanos".

"Hoy en día -continúa Grande-, gracias a la labor de gente como Fernando Quiñones o la propia difusión desde los medios, el flamenco es universal. Al flamenco ya no se le discute en el barrio, ni en la corrala, ni en el Ministerio. Lo que sí está pendiente -apunta- es que comience un proceso de socialización del flamenco".

Una cuestión de la que hablaba ya hace más de diez años el propio Quiñones, y que pretende paliar la diferencia entre los grandes nombres -y los grandes cachés- y los artistas de calle. "Fuera de los circuitos de poder -apunta Félix Grande- hay muchos artistas que están en casa esperando a que el teléfono suene, con la nevera vacía. No costaría mucho tener unos cuantos locales abiertos donde los artistas flamencos pudieran cobrar un sueldo razonable a precios posibles, porque no falta ni cantera ni afición. Y es algo que incluso se podría plantear a nivel institucional".

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