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"Moncho se subió a su azotea azul y gritó. Su hijo Moisés le observaba mientras fumaba un cigarrillo. Moncho miró a su hijo. ¿Te acuerdas, Moi, cuando había eco?".
Pedro Sara es fotógrafo, periodista, escritor y músico. Moncho García es un vecino del callejón del Reverbero, casi el último reducto de la playa de La Casería, un microcosmos en el que el tiempo se mide de otra manera, "el tiempo del caracol", como lo define Sara. Ayer se unieron en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras para mostrar a los alumnos del I Seminario de Interculturalidad de la UCA cómo son los últimos minutos de ese universo que será arrasado por los planes urbanísticos del Ayuntamiento de San Fernando.
"No queremos saber más", proclamó Pedro Sara mientras se escuchaban de fondo los acordes del piano de Sergio Monroy. "No queremos saber más, ya sabemos mucho. Ahora queremos comprender". Y Pedro Sara y Moncho García han hecho este viaje a lo ínfimo, a la geografía mínima, para comprender. El resultado es un puñado de emocionantes fotografías que se pueden ver desde ayer en el Aulario de La Bomba y unos cuantos papeles, una escritura de lo cotidiano. En una foto se ve a Moncho escribiendo ante una pecera que aloja una flor azul. Esa imagen describe mejor que nada el tiempo del caracol. Su contemplación ofrece esa otra medida.
Pedro Sara recuerda una foto simbólica de Chema Madoz. Es un ataúd puesto de pie con un reloj en lo alto, como un reloj de pared. "Si destrozáramos ese reloj, cualquier reloj, descubriríamos que detrás de cada tic tac está la muerte. El trabajo del fotógrafo es triste. Su destino es captar un instante que, según disparas, desaparece".
Esa sensación les ha llevado a culminar este proyecto, la isla de los vientos, los ecos (que ya no existen) del callejón del Reverbero. Quieren captar esos últimos minutos de un lugar sentenciado a muerte. "He llegado a ese instante de mi vida en el que todo esta interrelacionado, hasta lo más microscópico. He llegado a ese instante en el que veo desaparecer todo lo que en su día fue certeza", reveló Moncho García con un nudo en la garganta.
Sara es periodista y citó a uno de los más grandes, a Kapuscinsky, en su libro de viajes por África Ébano. El reportero polaco negaba en él la mayor, negaba la globalización. Pisó sitios donde todo lo que estuviera más allá de la visión era un paisaje insignificante, innecesario. "El visitante ve los lugares que transita con un gran angular, pero el interlocutor local usa un teleobjetivo, incluso un telescopio. Para él, lo más pequeño se transforma en un cosmos. Nuestro mundo global es un conglomerado de cientos de miles de provincias y cada una de ellas es una estrella solitaria", dijo Sara con el referente de su admirado reportero.
Moncho se ciñó a Ernesto Sábato y a su último libro, Resistencia. Resistir como una actitud de conciencia humana. Resistirse a enterrar cada minuto que ha surcado ese sagrado lugar poblado de futuros 'exiliados'. En una foto, el fuego ilumina el rostro de Piedad, la mujer de Moncho, rodeada de sus hijos. "El fuego de la vida, el fuego de la destrucción".
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