Marsé hace una defensa de la memoria al recibir el Cervantes
El escritor catalán en castellano se define como "peliculero" y "amante radical de la fabulación"
La humanidad, el sentido del humor y la sencillez de "un peliculero", "amante radical de la fabulación", impregnaron ayer el discurso de agradecimiento de Juan Marsé al recibir el premio Cervantes de manos del Rey, en el que reivindicó la memoria y la imaginación.
"Sabemos que el olvido y la desmemoria forman parte de la estrategia de vivir, tanto en la sociedad civil como en los estamentos de poder, sabemos que hablar de ello en nuestros días conlleva para muchos dolor y resentimiento, suspicacias y malentendidos", pero "la memoria nos construye como seres morales", dijo el autor parafraseando a José Carlos Mainer, tras recibir el máximo galardón de las letras hispanas.
Elegante, nervioso, vestido con un chaqué, que seguramente jamás volverá a ponerse. Así llegó Juan Marsé (Barcelona, 1933) al paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, acompañado de las autoridades y de toda su familia para recibir el Cervantes.
"Estoy nervioso, escribir este discurso me ha costado más que una novela, pero este acto es mi mejor aventis", dijo minutos antes de recibir este prestigioso premio, que, como cada año, se entrega el 23 de abril, Día Internacional de Libro y fecha que conmemora la muerte de Cervantes en 1616.
En su discurso, este catalán que escribe en castellano y que defiende la pluralidad lingüística, recorrió los pasillos de la memoria de la posguerra en su Barcelona natal, sus primeros valedores literarios, su amor por la fabulación, su rechazo a las tesis metaliterarias y su defensa de realismo. Todo ello con sentido del humor y ternura, y haciendo guiños a Groucho Marx o Woody Allen.
Esta sensación de bondad y de sentido del humor también fue compartida por el auditorio del Paraninfo, al que arrancó muchos aplausos finales y muchas sonrisas y donde se encontraban el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su esposa, Sonsoles Espinosa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que asentía con la cabeza las palabras de Marsé.
Los representantes locales y de las instituciones culturales, sociales y de medios de comunicación también estaban presentes junto a los editores y libreros, además del premio Cervantes Antonio Gamoneda, la académica Carmen Iglesias, los escritores Tomás Segovia, Manuel de Lope, Gustavo Martín Garzo o Martín Casariego.
La presencia de escritores no fue muy amplia, y es que a Marsé, que se caracteriza por no ser muy ortodoxo, no tener pelos en la lengua y expresar lo que siente, le gusta ser un escritor "independiente" y fuera de capillas.
Joaquina, su mujer, sus hijos, Berta y Alejandro, y sus tres nietos, Guille, Jan y Nadia, acompañaron a un Marsé desbordado por las emociones y que veía cómo sus "tres rabos de lagartija" no perdían ojo de lo que decía el abuelo. Nadia, encantada, decía después: "Prefiero estar aquí que en el colegio".
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