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Director, guionista y presidente de la Academia de Cine Española

Mariano Barroso: "Creo que en la Zona Franca se podrían hacer unos estudios de cine maravillosos"

  • El presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España ha estado estos días en la provincia de Cádiz con la Escuela de Cine de la UCA

El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, en la plaza de San Antonio.

El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, en la plaza de San Antonio. / Loreto Camacho

El presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España es un hombre madrugador, al que le fascina la luz, recorrer a pie las ciudades y “contar historias, por encima de todo”. Es Mariano Barroso (La línea invisible, Todas las mujeres, Hormigas en la boca...) un cineasta que “un día cualquiera en el rodaje de una película con unos actorazos, con un equipo de ensueño y con todos los medios que en ese momento necesitaba para rodar aquella escena” fue capaz de salirse un poco de sí mismo y valorar el momento. “Sí, estaba cumpliendo mis sueños. Y había que ir a por los siguientes”, recuerda el cineasta que regresa estos días a la provincia de Cádiz donde el pasado septiembre se reunió con el tejido andaluz antes de recibir el X Premio Las Cortes en nombre del sector.

–Ha estado esta semana en Jerez y Puerto Real en dos citas de la Escuela de Cine de la UCA, ¿qué le aporta a usted este tipo de encuentros?

–Parto de la base de que uno enseña mejor lo que más necesita aprender. Así que te confieso que es un truco para aprender. Es que cuando preparas las clases te obligas a volver sobre cuestiones que tienes olvidadas o sobre las que no habías meditado y eso te obliga a volver a pensarlo y con otra mirada. Por otra parte, el contacto con la gente que hay en este tipo de situaciones es el contacto con la vida real. Uno de los mayores riesgos de quien se dedica al cine, o a cualquier arte relacionado con el público, es que se acaba convirtiendo en algo muy endogámico y te aísla y esto es una manera de devolver lo que tú recibes. Es un proceso de retroalimentación creativa, sin que suene muy pedante

–En la clase magistral describió el proceso desde que se escribe un texto hasta que la película está finalizada. Lo que viene después, ¿es la parte menos agradable?

–Eso o te lo tomas también como parte creativa o es un infierno. Pero, fíjate, que de todos los posibles enfoques que se le pueden dar al cine, a mí el que me ha convencido siempre más es el que lo relaciona con la magia. No hay que olvidar que Méliès, uno de los pioneros, era un mago. Así, igual que él, tienes que ir haciendo magia, seduciendo, engañando, en el buen sentido, al espectador para mostrarle una fantasía o una realidad de manera que se la crea y que la compre. Lo mismo ocurre con los que te apoyan a nivel financiero. También los tienes que seducir, no son más que espectadores a los que le sale un poco más cara la entrada.

–¿Han sido valientes en este tiempo los productores españoles?

–Han resistido, ¿eh?... Afortunadamente ya se está retomando la actividad pero han resistido, cosa que no han hecho los americanos, pues los únicos que han estrenado en las salas han sido los españoles. Esto es como cuando dices quiénes son tus amigos, a la hora de la verdad, ves quién te dejó solo y quién se quedó... Habría que tomar nota de estas cosas...

–El fin del toque de queda y la ampliación de aforos, ¿cómo va a repercutir en la industria?

–Veremos cuál es el paisaje que queda después de la pandemia... A mí me parece que ahora mismo lo que debemos ser es muy responsables, que no lo estamos siendo. Cuando vine hacia el sur, me llamó la atención el tren, venía abarrotado. Nos hemos echado a la calle y no estamos siendo muy conscientes de cuál es la realidad. Parece que ha desaparecido el problema, pero el problema sigue ahí porque la mayor parte de la gente no está vacunada.

–Un panorama donde nos hemos acostumbrado a ver mucho cine en casa. ¿Las salas de exhibición, de todas formas, lo tienen más duro aunque se amplíe horario?

–Pues no tiene por qué. Mira, hace unos días, la distribuidora de Una joven prometedora me mandó un enlace con la película y empecé a verla en el ordenador y la paré a la hora. Dije, “qué buena idea, qué bonita, ya la seguiré viendo”. Pero unos días después fui al cine con una amiga a verla y me conmovió, me impactó, no podía despegar los ojos de la pantalla... Sinceramente, fue como ver dos películas distintas. Y eso es lo que pasa con el cine. Cuando vas al cine, vas al cine. El ritual que implica el cine es diferente. Claro que la película está en tu ordenador, claro que está en la tele, pero el ritual es algo que está por encima de nosotros y es algo evidente. Bueno, y esa peli... Nunca me habían transmitido con esa fuerza, y llevada al extremo, esa realidad.

–¿Cómo lleva eso de ser premio Retrospectiva? Suena a mucha veteranía, ¿no?

–Es una putada (ríe) No, es un premio muy importante, es un reconocimiento a lo que llevo hecho , aunque tengo muchos proyectos por delante. La verdad que el otro día me puse a mirar quién lo había recibido, no fuera a ser que todos los galardonados lo hubieran sido con su carrera ya cerrada, pero no, qué va, lo ha recibido gente que sigue muy activa (ríe). Es un regalo, la verdad, porque el Festival de Málaga es muy querido para mí. He estado allí con mis películas, he estado de jurado y estoy muy unido a su equipo. Me siento muy honrado y un pelín abrumado.

–Retrospectiva, tres Goya... ¿Para qué sirven los premios?

–¿Tú sabes que los premios no tienen nunca ningún sentido hasta que te los dan a ti, no? (bromea) Son regalos que te dan personas sin tener por qué hacerlo. Son un espaldarazo y un abrazo. Y eso en el cine nuestro nunca sobra porque todos los que nos dedicamos el cine, somos unos afortunados, pero también necesitamos esa reafirmación de que lo estamos haciendo bien. Y hablo de algo contrario al victimismo porque yo reivindico la figura del cineasta como alguien que quiere hacer algo con una fuerza y una determinación que nada lo puede detener. Entonces, cuando te encuentras con reconocimientos como éste, sonríes hacia dentro y piensas, “igual no estoy tan equivocado”.

–Bueno, me va a permitir hacer patria, ¿qué le parece esta luz y esta ciudad para el cine?

–Pues es que recorriéndola esta mañana pensaba eso, qué maravilla de ciudad que con una apuesta firme sería un lugar maravilloso para el cine. Maravilloso. Tiene espacios, porque tiene toda la parte histórica... De hecho, ahora mismo le he mandado unas cuantas fotos a un colega que está preparando un proyecto que transcurre en Cuba hace un siglo y es que esta plaza se parece más a La Habana de 1920 que La Habana de ahora. Y aparte de eso, tienes la parte industrial aquella, la Zona Franca, que allí hay unos edificios que estarían muy bien para hacer un plató, se podrían hacer unos estudios de cine maravillosos.

–De sus proyectos, ¿se puede contar algo?

–Hasta que no estén firmadísimos no puedo hablar de ellos pero tengo varios proyectos. La verdad que con la demanda que hay de series y con lo que a mí me gusta contar historias de personajes y de relaciones a lo largo del tiempo pues estoy con varios proyectos de series que me fascinan. Y también tengo una película que quiero hacer y que espero poder hacerla en algún momento... Y, bueno, la Academia...

–Le queda un año como presidente de la Academia de Cine, ¿se volverá a presentar?

–No. Me podría volver a presentar pero creo que es bueno que entre alguien más. Es fascinante pero es absorbente y yo tengo varios proyectos personas y también necesito tiempo para mi familia.

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