La Lechera recupera los monólogos con un cuento atípico de Navidad

La actriz Assun Planas lleva a escena 'La sorpresa del roscón', un texto de Elvira Lindo · La historia recoge las reflexiones de una mujer que intenta comprender "en qué momento empezó a equivocarse"

Assun Planas, durante un momento de la obra que esta noche se representa en La Lechera.
Assun Planas, durante un momento de la obra que esta noche se representa en La Lechera.
Pilar Vera/ Cádiz

16 de enero 2010 - 05:00

Assun Planas y Elvira Lindo compartieron, años ha, más de un pupitre. Ambas fueron compañeras de estudios cuando aún ninguna de ellas podía imaginar hasta dónde las llevaría su potencial. Con el tiempo, volvieron a coincidir en Madrid y recuperaron su amistad. "Mientras estaba en la Compañía de Teatro Clásico -recuerda la actriz-, le comenté a Elvira que me habían propuesto hacer un espectáculo de teatro sobre la Navidad que tenía que estar formado a partir de cuentos un poco atípicos. Así, había un texto de Paul Auster, otro de Pere Calders, Mala Noche de Bukowski..."

Precisamente, Elvira Lindo había escrito para el dominical de El País un cuento que entraba dentro de esa línea: "Como no estaba pensado como texto teatral, pensé que iba a tener que adaptarlo, pero qué va -explica Assun Planas-. No he tenido que tocar ni una línea, es perfecto. Dura cuarenta minutos justos, que es la duración perfecta para este tipo de piezas".

Planas terminó incluyendo La sorpresa del roscón en ese espectáculo. Desde entonces, el roscón se ha puesto en pie en varias ocasiones, entre ellas, una lectura dramatizada en la SGAE y en el Festival de Teatro de Sitges. Elvira Lindo, además, renunció a cobrar los derechos por la obra.

La historia -que, según palabras de la propia autora, surgió "de una sentada" en el hotel Central Park de Nueva York - recoge el berlanguiano monólogo interior de Corina, una mujer que tras años de misión en Guinea, se casa con un cámara de televisión, se separa de él, monta un albergue para necesitados y termina intimando con un indigente borrachín. Sentada "en el escalón más bajo", Corina reflexiona sobre sus quince años de misionera, su relación con los hombres y su espíritu altruista, y trata de descubrir cuándo se equivocó en la vida, ya que su existencia parece haber estado marcada por el defecto de dar y la virtud de no recibir.

"Si te vas al final del monólogo, que es de donde parto un poco para calibrar el estado de ánimo del personaje -explica Assun Planas-, vemos que lo que intenta Corina es elucubrar en qué momento empezó a entender mal las cosas. Es una pobre mujer que siempre ha gestionado su vida desde la bondad, y también quiere gestionar la de los demás, pero claro, la vida no funciona así... De modo que ahora se encuentra repasando sus recientes y funestas navidades pasadas. Pero es algo que no pretende hacer desde el drama, sino tratando de entender por qué le va como le va... en este sentido, es un texto muy típico de Elvira, que es capaz de contarte algo desolador mientras te mueres de risa".

Da la sensación, es cierto, de que en la vida nos topamos con más habas que figurines. Por eso mismo, Assun Planas agradece trabajar con un texto optimista: "Es agradable pensar que pueden existir seres generosos -explica-, que no se desmoralizan aunque todo les vaya mal".

Con La sorpresa del roscón, la Central Lechera vuelve a recibir al género alternativo por excelencia: "El monólogo es la puesta en escena más comprometida, supone un grado enorme de responsabilidad -comenta Assun Planas-. Eres tú sola la que tienes que convencer al público, pero también es una ocasión única para crecer".

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