"Kukai hace creación contemporánea a partir de la danza tradicional vasca"
Jon maya. director de kukai Dantza
La compañía de Errentería inaugura hoy el festival gaditano en el Falla con 'Oskara', una pieza de Marcos Morau con la que el lunes aspiran a conseguir siete premios Max de las artes escénicas
-¿Qué es 'Oskara', vuestra obra de hoy en el Falla y que creo que tiene una versión de calle?
-Bueno, en verdad no tiene una versión de calle en sí, pero para Cádiz vamos a hacer una pieza para el domingo en Entrecatedrales. 'Oskara' es sobre todo el encuentro entre dos universos diferentes, uno es el universo Kukai con una creación contemporánea pero a partir de una raíz tradicional, algo a lo que creo que vosotros estáis también muy acostumbrados a ver, y por otro lado está el universo más vanguardista que trae Marcos Morau y La Veronal. En este caso fue un encuentro entre los dos mundos y juntos hemos sido capaces de crear un universo nuevo con elementos de uno y de otro.
-¿Es la primera vez que colaboran con Marco y La Veronal?
-Sí, sí. Hombre, no es casualidad que lleguemos a este punto porque desde el año 2008 en Kukai, entre las diferentes líneas de trabajo que tenemos abiertas, una de ellas es invitar a artistas contemporáneos de fuera del País Vasco para trabajar con nuestra materia prima.
-Es usted bailarín y coreógrafo: ¿se está más relajado cuando sólo se tiene el rol del escenario?
-En este espectáculo sólo hago alguna aparición, algún cameo, aquí trabajo más en la sombra. Y sí, después de vivir varias veces esa dualidad, y ahora que van pasando los años se ve que uno es bailarín, que se disfruta, que tiene su parte de entrega física, pero esa dualidad da un poco de esquizofrenia. Ahora me gusta estar bailando o estar dirigiendo. Sólo en espectáculos muy trillados, en piezas muy rodadas, se puede estar bailando sin tener la visión puesta fuera.
-¿Kukai y Jon Maya están más nerviosos por la actuación en Cádiz o por la gala de los Premios Max del lunes, donde aspiran a siete galardones?
-(Ríe). Buenos, nervios no, pero gusanillo sí. Hasta ahora la verdad es que no porque el día a día te lleva a otras cosas, hoy mismo algunos compañeros tienen actuación en el País Vasco..., tienes la cabeza en el trabajo. Es verdad que ahora estás preparando la maleta y sabes que haces directo Cádiz y Valencia, y empieza a entrar el gusanillo. No sabría decirte, es diferente: ir a un teatro como el Falla e inaugurar el festival es bonito, y sabes que el lunes está tocando la puerta.
-Kukai ya logró el premio al espectáculo revelación en 2009, ¿qué significa ahora aspirar a siete premios?
-En este caso, no sé si los premios pero las propias nominaciones demuestran el desarrollo de la compañía. En 2009 fuimos espectáculo revelación, en 2015 obtuvimos el de mejor elenco y mejor composición musical y en 2017 tenemos todas estas nominaciones. Creo que explica nuestro desarrollo. ¿El significado? Es difícil valorarlo a corto plazo, después de la alegría y la promoción de estos días es una forma de que Oskara llegue a más sitios, se conozca. A lo largo plazo, esa consideración que la gente puede tener hacia a ti se puede agrandar.
-Repasando el origen y la trayectoria de Kukai, ¿se puede asegurar que esta compañía no se entiende sin sus raíces vascas?
-Sí, sí, lo digo muy orgulloso y sin ningún complejo. Kukai nace con la idea de realizar una creación contemporánea a partir de la danza tradicional vasca, que es el sello de la compañía, y a partir de aquí podemos viajar más cerca o más lejos en cada proyecto, pero es el sello de Kukai: trabajar a partir de nuestras raíces. En Andalucía se puede entender perfectamente porque hay muchos artistas que están trabajando en esta línea.
-En este mundo que no parece ponerse de acuerdo, ¿hasta qué punto es necesario un lenguaje tan universal como la danza?
-Creo que habla mucho de lo que puede ser la sociedad. Creo que desde el arte, desde cualquier disciplina artística, es muy común trabajar y entendernos entre diferentes y ser capaces de crear algo en común teniendo puntos de vista diferentes. Es interesante extrapolar esto a otros ámbitos de la sociedad. En el caso de Oskara, Marcos y yo somos personas muy diferentes, que venimos de realidades muy diferentes y con puntos de vista muy diferentes, pero sabemos que tenemos muchas cosas en común y somos capaces de generar un proyecto en común.
-El festival Cádiz en Danza cumple 16 años, pero luego cuesta trabajo mantener este nivel de danza durante el año. ¿Qué nos puede faltar?
-Es la tercera vez que vamos a Cádiz, un festival que me encanta, como la ciudad me apasiona. Esto que dices se parece mucho a lo que pasa en Donosti, que es la ciudad en que yo vivo. Hay un festival de jazz que se peta en julio, pero luego no hay movimiento de jazz en el año; tenemos un festival de cine que tienes que hacer cola toda una noche para conseguir entradas y luego no se llenan durante el año. Lo mismo pasa con la quincena musical. Creo que es esa cultura que tenemos del evento. Por un lado parece bonito, pero para mí es preocupante. La gente quiere estar en esa cultura del evento, en Cádiz en Danza y en el festival de cine de San Sebastián. A veces, es más el asistir al evento que al contenido. Los festivales, como punto de inflexión, me parecen interesantes y creo que tienen que existir, pero lo veo más como espacios para que se generen nuevas conexiones, nuevos formatos, algo que pueda sorprender al público y a los artistas. Y creo que durante el año tenemos la labor de incorporar la cultura a nuestra cotidianidad, que no sea simplemente un consumo de usar y tirar, sino que sea cotidiano, que seamos capaces de ir al cine, a un concierto, a la danza. Es peligroso quedarse sólo con los festivales porque el año es largo.
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