El Festival de Mérida sirve de marco al estreno de 'Viriato'
Viriato, el pastor y militar lusitano que se enfrentó al Imperio Romano, simbolizaba ayer la obligación del ser humano de buscar, a través del diálogo y la razón, la paz definitiva, que es algo más que "una palabra hermosa". Así se puso de manifiesto en la escena del Teatro Romano de Mérida, con el estreno de la obra Viriato, a cargo de la compañía extremeña Verbo Producciones, que se representará hasta el próximo domingo 27, día en el que se pondrá el broche final a la 63 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico.
El actor extremeño Fernando Ramos es el encargado de poner "la carne y el alma" a este personaje, que murió en el año 139 antes de Cristo y del que se conoce solo su "armadura de mito", como señala el autor del texto, Florián Recio. En esta obra Viriato encarna "la esperanza" de una sociedad que quiere encontrar al líder que acabe con todas la guerras y que "sea capaz de parar los ríos de sangre", pero "el camino es largo y larga la pena", como machaconamente lamenta el coro. Una pieza que, bajo el aplauso de unos 2.000 espectadores, ha querido poner sobre el escenario -desprovisto de escenografía- la vigencia del anhelo de paz.
No hay comentarios