Festival Iberoamericano de Teatro

Anécdotas, críticas, análisis y mucho cariño, en el encuentro virtual de los directores históricos del FIT

  • La reunión entre Margallo, Petra Martínez, Sanchis Sinisterra y Pepe Bablé ponen el broche de oro a la presente edición del festival

José Sanchis Sinisterra, Juan Margallo y Pepe Bablé, en la XX edición del FIT.

José Sanchis Sinisterra, Juan Margallo y Pepe Bablé, en la XX edición del FIT. / J. Z.

Juan Margallo pone la chispa y las anécdotas más gamberras (y eso que Petra Martínez, a su lado, intenta mitigar tantas confesiones), José Sanchis Sinisterra, el punto de visto crítico, no vano firmaba un proyecto para tres años y sólo se quedó uno, y Pepe Bablé el análisis profundo que le proporciona 33 años de experiencia, 25 de ellos al frente de un festival, el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, que este domingo se prendió su broche de oro con el encuentro virtual de estos directores históricos de una cita que este año marcado por la pandemia dirigían Miguel Oyarzun e Isla Aguilar.

Gestores que, aunque felicitados sinceramente por Bablé que reconocía su trabajo “en estos tiempos tan complicados”, no se libraron de la sombra de la duda del anterior director de la cita sobre “la preservación del espíritu” del festival. Dudas que disipaba Fernando Cerón, representante del Inaem y moderador del encuentro.

Y es que Bablé duda de si la apuesta de los nuevos directores por “las teatralidades más experimentales” reflejan la realidad “del teatro latinoamericano” que es, al fin y al cabo, “la razón de ser de este festival”. “La corriente más performativa, más contemporánea, que han seguido Isla y Miguel, como hombre de teatro que soy, me encanta, pero no sé si es válida para los intereses latinoamericanos o si imponer este sello de nuevas teatralidades tan presente es una forma de nueva colonización cultural”, se pregunta Bablé.

Pero si el histórico director y coordinador de la cita desde su fundación, abría interrogantes, Sanchis Sinisterra, director en 1993, cierra otros, como el de su sorprendente dimisión durante la presentación del balance de la primera de las tres ediciones que iba a dirigir. Así, contó cómo los impedimentos, “sobre todo por la parte de los países latinoamericanos”, para llevar a cabo su proyecto, donde quería poner en valor la cultura indígena, lo llevaron a tomar esta decisión. “Yo había planteado tres ejes temáticos para los tres años, primero el tema indígena, el segundo, la cultura negra y el tercero, la mestiza”. Pero, entre otras vicisitudes, que el gobierno de México acabara por quitarle el presupuesto a la producción que iba a realizar el Laboratorio Campesino Teatral Indígena de Tabasco para el festival, lo terminaron de desanimar. "Yo considero que fracasé en el FIT y es una espinita que siempre tengo ahí”, se confiesa el reputado director teatral que tomó el testigo de Margallo y Martínez.

“Todavía me acuerdo cuando Bablé nos llamó para poner en marcha el festival que, al principio, se hizo a imagen y semejanza del Festival Latinoamericano de Teatro de Manizales”, recuerda quien dirigió la cita hasta el año 1992 y permaneció en su consejo asesor hasta 1999.

Además de recordar la importancia de Luis Molina, director entonces del Celcit, Margallo estuvo divertidísimo recordando las noches del Tiempo Libre, un lugar, “irremplazable”, “irrepetible”, para Petra Martínez que tampoco dudó en tildar al FIT como “el mejor festival en el que he estado en mi vida”.

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