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34 Feria del Libro de Cádiz

Los libreros que no están en la feria

  • La escasa rentabilidad, desacuerdos con la organización o la imposibilidad de atender la caseta son algunos de los motivos esgrimidos por los profesionales que no acuden a la cita

Una imagen de las casamatas del Baluarte de la Candelaria durante la 34 Feria del Libro de Cádiz

Una imagen de las casamatas del Baluarte de la Candelaria durante la 34 Feria del Libro de Cádiz / Jesús Marín

Bien sea por casualidad, bien sea por efecto contagio (la conjura, según todas las partes, no se contempla), buena parte de las librerías de la ciudad han decidido no estar presentes en la 34 edición de la Feria del Libro de Cádiz que hasta el 12 de mayo tiene abiertas sus puertas en el Baluarte de la Candelaria.

La escasa rentabilidad económica que les reporta, la imposibilidad de atender su caseta de la forma adecuada o algún desacuerdo con la organización son algunos de los motivos esgrimidos por los libreros que este año no acuden al encuentro con los lectores en la fortificación gaditana.

Una llamativa baja es la de los veteranos libreros de Quorum que aseguran que “el hecho de que no estemos varios libreros no es un tema corporativo” y que la feria “no está funcionando bien pero desde hace muchos años”.

Así, Pedro Rivera, en nombre de la librería de la calle Ancha, se queja de que la feria gaditana “no tiene todo el apoyo que debería de tener” y que necesita “un presupuesto más elevado, que no se le da, para hacer una programación más atractiva”. De esta forma, Rivera opina que “el esfuerzo” de “prácticamente montar y desmontar una librería” es demasiado grande “no sólo porque dé pocas ganancias, que con eso contamos”, reconoce, “sino porque en los últimos años, a nosotros, al menos, nos genera pérdidas”.

Al descuadre de cuentas y al ingente “esfuerzo personal”, Rivera también le suma “cierto ninguneo” que detectan desde la organización porque “cada vez se cuenta menos con los libreros en la planificación y, prácticamente, ya se dirigen a nosotros con todo hecho y decidido”.

Más o menos en la misma línea se expresan Las Libreras que argumentan “todo un cúmulo de circunstancias, no una concreta” para explicar su ausencia. “Esto es un poco complicado de explicar porque no es que exista un motivo concreto sino que es más por acumulación de asuntos y por cansancio. No nos gustaría que esto se empleara políticamente contra el ayuntamiento, aunque es cierto que también tenemos cierto desacuerdo con la organización pero no es sólo por eso, es que en general estar en la feria supone un gran esfuerzo que este año no podemos asumir. Hemos decidido mejor descansar este año y ya se verá el año que viene”, explican desde el establecimiento de la plaza Bécquer.

Razones de naturaleza más práctica arguye Juan García de la Librería Plastilina. Y es que, según el librero, su establecimiento de la avenida Cayetano del Toro “ha estado de reformas” y aunque han abierto al público “todavía quedan varias cosas por hacer” por lo que estas labores han impedido que Plastilina repitiera en una feria en la que debutó el pasado año.

Cincuenta a sus espaldas –30 en Cádiz y 20 en San Fernando– llevaba Juan Manuel Fernández, de la Librería Manuel de Falla, hasta que hace dos años, y tres ferias, decidió apearse de esta convocatoria anual “con muchísimo pesar”.

El caso de Manuel de Falla nada tiene que ver con la cuadratura de los números (“sé que éramos de los pocos pero es que en nuestro caso la Feria del Libro nos salía muy bien económicamente, vendíamos bastante bien para los números que se alcanzan en Cádiz”, explica Fernández) sino, más bien, por “la falta de tiempo” que desde hace unos años el librero dispone “para poder trabajar la feria como a nosotros nos gustaba trabajarla, con mucha implicación y con mucho mimo”.

“La autoexigencia...”, reflexiona el veterano librero no participa en la feria desde la enfermedad y posterior fallecimiento de uno de sus empleados. “Cuando a Manolo le dieron la baja por el trasplante de hígado que esperaba ya esa Navidad no me planteé seleccionar los libros para la feria, que siempre lo he hecho en esas fechas, ir preparando qué títulos me interesa llevar, calcular los pedidos suficientes... Pero con lo de Manolo vi que era imposible. Después ocurrió el triste desenlace de su muerte y mi hija, también empleada en la librería, se quedó de nuevo embarazada... Lo que te quiero decir que en unos pocos meses nuestra vida personal y laboral cambió mucho y, lamentablemente, Mari (su esposa) y yo tuvimos que tomar la dolorosa decisión de dejar de ir a la Feria”, explica el librero que asegura que “el problema es mío” por "la autoexigencia" que se impone en el cuidado de la librería y de la caseta y del alto nivel de implicación en la organización de la feria en años anteriores.

“Cuando yo formo parte de un proyecto me implico mucho, y para no estar al cien por cien prefiero no estar”, asegura Fernández que argumenta que “la contratación de una persona para la feria” no le quita “el trabajo de selección de títulos y pedidos” que él hace personalmente y que ahora por sus circunstancias personales no puede asumir.

Desde el Ayuntamiento de Cádiz, informan que desde cada librería les han ido detallando los diferentes motivos.

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