Enrique San Francisco y Cristina Gallego se dejan querer en El Puerto

Los actores representaron la noche del pasado viernes 'Se quieren': un texto con el que ambos mostraron tanta compenetración como con el público asistente

Enrique San Francisco y Cristina Gallego.
Pilar Medrano/ El Puerto

19 de agosto 2012 - 05:00

Con Enrique San Francisco y Cristina Gallego al frente de la obra, Se quieren llenó la noche del viernes todas las localidades del patio porticado de San Luis Gonzaga. La obra estaba dentro del abono del Festival de Comedias pero aún así logró vender todas las entradas que quedaron sueltas para aquellos que solo quisieran disfrutar de esta entretenida comedia.

Se quieren narra las situaciones de la vida diaria de una pareja dentro del matrimonio. La primera de las escenas fue, de hecho, el día de la boda con todas las dudas que una situación como esta puede crear en quienes adquieren tal compromiso. Las familias, las madres, los amigos, el convite y todas las circunstancias que rodean la celebración de una boda se pusieron sobre el escenario. Desayunos, viajes de negocio, cenas con los amigos o compromisos familiares hicieron que el público se involucrase y estallase en carcajada a lo largo de toda la obra.

Se quieren transcurre en distintos espacios realmente conseguidos. La cocina, el dormitorio, el salón, la habitación de un hotel de Estocolmo y hasta un coche fueron capaces de subir al escenario del patio de San Luis. Un espacio reducido que lograron convertir y trasladar a los espectadores según mandaba la escena.

Sin duda la escena estrella fue la que representaron en el coche. Ella, con el permiso recién aprobado; él, que se ofrece a darle el gusto de que por primera vez sea ella quien lleve el coche hasta el cumpleaños de la que es su mejor amiga. Tanto Cristina Gallego como Enrique San Francisco estuvieron sublimes escenificando esta situación con la que el público rió y se identificó en más de una ocasión.

Los problemas de la vida diaria fueron apareciendo según avanzaba la noche. Las familias respectivas también tuvieron su momento, pues por todos es sabido que el matrimonio implica aceptar y aprender a querer a la familia política, sin dejar de lado en este apartado a las suegras, que tomaron un papel protagonista durante el desayuno. Lo complicado de aunar la vida social con la vida en pareja llegó con la cena entre amigos, una cena que empezó y terminó en discusión por la palpable falta de comunicación. Aunque como bien cerró la obra, a fin de cuentas, pase lo que pase entre las parejas, el resultado de tantas discusiones es casi siempre el mismo: se quieren.

El patio de butacas disfrutó con cada escena sintiéndose partícipe de la obra en muchas ocasiones. Cristina Gallego fue un gran descubrimiento para muchos y un "Ya te dije que la chica era estupenda" se escuchó por parte de alguno que otro de los asistentes. Enrique San Francisco conquistó una vez más a un público que más que entregado y convencido de que esta vez tampoco fallaría, porque al igual que la obra, este consagrado actor y el teatro se quieren.

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