Provincia de Cádiz

Tragedia en Barbate: narcolanchas de 100.000 euros fondeadas en alta mar para evitar su incautación

Características y dotación de una narcolancha.

Características y dotación de una narcolancha. / Miguel Guillén

Desde 2018 las narcolanchas son "género prohibido", es decir, no se pueden fabricar, reparar, reformar, transportar, navegar, tenerlas o venderlas. En teoría, hace seis años que este tipo de embarcaciones no debieran navegar ni en la costa gaditana ni en ninguna otra del litoral español. Sin embargo, su presencia es más que frecuente en el mar. Se dejan ver con total descaro haciendo alarde de su potencia y prepotencia, además de diversificar su cometido: ya no sólo se emplean para la carga de droga, también para transportar combustible, proveer a otras embarcaciones y, en los últimos tiempos, para trasladar a inmigrantes desde Marruecos (previo pago) y después arrojarlos por la borda cuando están próximos a tierra.

Resulta especialmente sangrante que seis narcolanchas estuvieran refugiadas del fuerte temporal en el puerto de Barbate el pasado viernes, como si de un aparcamiento público se tratase. Cinco de ellas emprendieron la huida ante la presencia de la Guardia Civil, pero una sexta, la pilotada por Kiko El Cabra, decidió enfrentarse a la autoridad valiéndose de su superioridad técnica. La goma tenía unos 14 metros y varios motores fueraborda mientras que la patrullera de la Guardia Civil era una zódiac de actividades subacuáticas de unos 5 metros. En esa lucha desigual, dos agentes murieron y otros dos resultaron heridos, uno de ellos de extrema gravedad. Los seis tripulantes de la goma acabaron entre rejas.

Surgen preguntas de forma inevitable, ¿quiénes y dónde se construyen las embarcaciones de los narcos?, ¿cuál es la procedencia de los motores de gran potencia que utilizan? Es evidente que se fabrican de manera ilegal, sin cumplir trámite normativo alguno, pero lo cierto es que para montar una embarcación de este tipo se necesita una amplia infraestructura que, a su vez, precisa de un importante respaldo económico, el que aportan las mafias.

Según fuentes jurídicas consultadas por este periódico, los traficantes evitan la incautación de las narcolanchas así como su guarda en las denominadas 'guarderías' fondeando en alta mar, esto es, emplazan las embarcaciones frente a la costa de Cádiz, cerca de Málaga o incluso en zonas próximas a Marruecos para impedir su intervención en tierra por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

De hecho, en un reciente caso juzgado en la Audiencia Provincial de Cádiz, los agentes comprobaron que la narcolancha implicada en el alijo estaba equipada con una tienda de campaña, sacos de dormir, provisiones, agua potable, etcétera. 

Los atraques en alta mar vienen a abonar la tesis de que las narcolanchas que ocupaban el pasado viernes las instalaciones portuarias de Barbate estaban buscando refugio del temporal.

Las mismas fuentes jurídicas consultas han explicado a este medio que las narcolanchas están valoradas en unos 100.000 euros aproximadamente, una suma importante que las mafias invierten dentro de su logística y que no están dispuestas a perder.

Las últimas operaciones policiales de lucha contra el narcotráfico han puesto el foco en Portugal y el sur de Galicia como puntos de fabricación y transporte de las narcolanchas de gran potencia que usan las organizaciones criminales del Estrecho de Gibraltar y el litoral andaluz para trasladar el hachís procedente en su gran mayoría de Marruecos.

Los datos del Ministerio del Interior reflejan que se han incautado desde 2018 hasta 2023 un total de 1.421 embarcaciones usadas por el 'narco', unas lanchas con características similares a las usadas en el trágico suceso en el que fallecieron asesinados dos agentes de la Guardia Civil en Barbate al ser embestidos.

Un operativo de la Guardia Civil junto a la Policía de Portugal constató ya en 2022 esta realidad al desmantelar una organización asentada en el norte de Portugal y sur de Galicia que se dedicaba a la construcción de estas narcolanchas. Las fabricaban en una nave de un polígono en Vigo y, posteriormente, se empleaban para introducir grandes cantidades de hachís en aguas del Estrecho de Gibraltar.

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