Un secuestrador: "Está bien atendido, perfectamente, como en un hotel"

Rafael Ávila estaba atado en un box de una cuadra de caballos y el intermediario de la familia recibía otra información · Pueyo relata ahora que el secuestro era para financiar otro: el del hijo de El Pocero

Luis Miguel Rodríguez Pueyo, en primer término, ayer en el banquillo junto a los otros siete acusados.
Luis Miguel Rodríguez Pueyo, en primer término, ayer en el banquillo junto a los otros siete acusados.
T. Ramos / Cádiz

15 de marzo 2011 - 05:01

Junio de 2008. Están hablando por teléfono el intermediario de la familia y un secuestrador. Rafael Ávila, como se supo después, permanecía en ese momento narcotizado y atado en un box de una cuadra de caballos. La familia quiere saber cómo está Rafael, dice el intermediario. Está bien, responde el otro, está "perfectamente atendido, como en un hotel". "Como en un hotel", repite el secuestrador. "Sí, como en un hotel...", dice en voz baja, como para sí, el amigo del secuestrado. Usa un tono escéptico y se aprecia bien que se contiene, que no quiere arriesgarse a soltar algo que pueda perjudicar a su amigo. "Dígale que sus hijos lo quieren mucho", pide el hombre al término de esa llamada.

El juicio por el secuestro del empresario sanluqueño Rafael Ávila arrancó ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz. Durante la audición de conversaciones telefónicas grabadas por los investigadores sonó de pronto ésa en la sala de vistas y hubo miradas hacia el banquillo. Hasta el propio Luis Miguel Rodríguez Pueyo, cabecilla de la banda que secuestró a Ávila, había reconocido poco antes, al responder a preguntas del tribunal, que al secuestrado lo tuvieron en condiciones "deplorables". Pero ellos le transmitían a la familia que lo cuidaban, que lo tenían como en un hotel.

El fiscal sostiene que quien hizo ésa y otras llamadas, que quien habló varias veces con el intermediario de la familia de Ávila era Miguel Rodríguez, hijo de Pueyo. Pero ese procesado insistió ayer que es "inocente", que no intervino en nada de esta historia.

Sólo Miguel y su padre declararon en la sesión de ayer. Los otros seis procesados lo harán hoy. Ni Pueyo ni su hijo quisieron responder a las preguntas del fiscal ni a las de la acusación particular ni a las de los abogados de otros acusados. Sólo contestaron a sus propios letrados. Y Pueyo también al tribunal, que quiso aclarar algunas cuestiones después de que el cabecilla de la banda admitiese que él ideó, organizó y dirigió el secuestro pero se exculpase respecto a la pésima situación en la que mantuvieron al secuestrado.

Pueyo llegó a asegurar que él no sabía exactamente en qué lugar de la finca y cómo iban a encerrar a Ávila. Que lo supo cuando llegó allí con el secuestrado el día del rapto, vio ese sitio "indigno" y él propuso más adelante cambiarlo a otro lugar, a otra estancia. "Pero no quisieron", dijo en referencia a los guardianes: Raúl Brey, primo de Mariano Rajoy, y José Antonio Giles, un joven que según Pueyo era pareja de Brey.

Pueyo contó en su día que él y Rafael Ávila trabajaban para una banda del Este. Que Ávila se había quedado con dos millones de euros, que la banda le hacía responsable a él y que le amenazó y le obligó a secuestrar al empresario sanluqueño. Pero ayer cambió la película. Su versión vino a ser la siguiente: un grupo inversor de Londres le facilitó un crédito que él logró con avales falsos; uno de ellos, las viviendas que el constructor El Pocero levantaba en Seseña (Toledo); al vencer el plazo para abonar el crédito, el grupo londinense supo de la falsedad de los avales y le dio un plazo de tres meses para pagar; entonces él decidió secuestrar al hijo de El Pocero pero la cosa salió mal; el grupo inversor lo amenazaba; y tuvo una "idea disparatada": secuestrar a Rafael Ávila en Sanlúcar, al que conocía porque le había comprado una vivienda y sabía que su familia tenía dinero; el secuestro de Ávila era para conseguir dinero con el que preparar mejor y no fallar de nuevo en el secuestro del hijo de El Pocero.

Pueyo explicó que Ávila no tenía nada que ver en la historia. Esto es, que lo de la banda del Este era mentira. Dijo que Ávila era una víctima propiciatoria para financiar el otro secuestro. Y relató que contrató a tres ucranianos, los que intentaron raptar al hijo de El Pocero y fallaron, y que fueron ellos quienes abordaron al empresario sanluqueño y se lo entregaron y él lo trasladó al chalé. A la cuadra de caballos en la que la Policía lo liberó tras 16 días de cautiverio.

No es cierto que drogasen con Tranquimazin a Ávila, aseguró Pueyo, sino que le daban pastillas para que si quería tranquilizarse y dormir las tomase él mismo. Nunca trasmitimos que íbamos a matar a Ávila y siempre pedimos dos millones de euros, agregó Pueyo. "Quise hacer una barbaridad pero con el menor daño posible", afirmó.

Pueyo exculpó a Luis Antonio Rodríguez (hermanastro de su hijo Miguel) y a los hermanos Vanesa y José María Hidalgo. De Brey dijo que también estaba amenazado por el grupo inversor de Londres y que en principio no se quedó de guardián en el chalé.

Precisamente ayer, el abogado de Brey dijo que su cliente se declara culpable como cómplice del secuestro, delito por el que pide cuatro años de prisión. El fiscal pide 28 años de cárcel para Pueyo y 22 años para otros cinco procesados, entre ellos Brey y Manuel Ibáñez, empresario de Sanlúcar que se encuentra en libertad bajo fianza. En el banquillo se sientan ocho acusados. La Audiencia prevé que mañana declare Rafael Ávila.

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